Por Dr. Mauricio Bonilla Sánchez
Al analizar los desafíos que deben enfrentar todos los componentes de los sistemas de salud para crear o consolidar una cultura de la seguridad del paciente y gestionar la calidad en su sentido más amplio posible, es necesario dimensionar si existe el liderazgo suficiente y las competencias organizacionales para afrontarlos. Sin duda se requieren cambios en la estructura, en la forma del “quehacer” institucional, en la forma como se ejercen, se definen y se proyectan los liderazgos institucionales; y para realizarlos es necesario optimizar el aprendizaje en todos los niveles: individual, grupal y organizacional. El papel de los líderes en los procesos de cambio y aprendizaje organizacional, y en el desarrollo de las personas es fundamental. En consecuencia, concebir el liderazgo como factor de éxito en cualquier acción, plan o actividad asociada a la seguridad del paciente es relevante, y por tanto, es necesario entender cuáles son las competencias y comportamientos que el contexto cultural requiere y cómo se deben fortalecer.
La mayoría de las organizaciones e instituciones de salud, reconocen la importancia de asumir un liderazgo adecuado para mejorar la seguridad del paciente, sin embargo, también en muchas de ellas, sobrevive la culpa y el ocultar como practicas comunes, la subcultura del miedo a notificar y reconocer el error aún es preponderante, un estudio del 2008 realizado en el Sistema Nacional de Salud español, evidenció que únicamente el 26,4% de los profesionales encuestados consideraba positivo el apoyo que prestaba la gerencia a la seguridad del paciente (Ruiz Lopez, Pedro, Carrasco, Isabel, 2010), son necesarios lideres que apoyen abiertamente la notificación y análisis de los casos de los eventos adversos de una organización, con absoluta libertad y lejos del sentido de la culpabilidad y el descrédito, vencer el miedo a reconocer el error por parte de los profesionales de la salud y a su vez, lideres abiertos que acepten ese cambio, son esenciales en lograr permear la cultura de la seguridad en una organización.
De otro lado, la gestión por procesos aún no es una práctica habitual, existen guías de practica clínica, protocolos de abordaje, o procedimientos normalizados, pero no es común encontrar definiciones de procesos específicos en las unidades asistenciales, que disminuyan la variabilidad no justificada, existe por tanto un gran espacio para la improvisación no sustentada y la percepción individual, que asociadas a las estructuras administrativas que facilitan la fragmentación tan común en las unidades asistenciales y los hospitales, generan condiciones deletereas para la seguridad del paciente.
Para la seguridad del paciente es fundamental el compromiso de los líderes, no solo en terminos de sensibilización, si no es reconocer un verdadero rol en el convencimiento de los profesionales en reconocer el error como fuente de aprendizaje y como al identificarlos se pueden prevenir con las metodologías adecuadas, “la Joint Commission ha calificado al liderazgo como una de las causas raíz del 50% de los sucesos centinela analizados en EE.UU” (The Joint Commission, 2007:45)
El papel de los directivos…es crucial. Han de ser el vehículo para sensibilizar a las unidades clínicas, facilitar la información necesaria, promover el análisis de casos, respaldar activamente la comunicación y la consecución de los objetivos de la Seguridad del Paciente, así como apoyar las medidas de mejora que, en ocasiones, supondrán cambios organizativos y mayor dotación de personal, equipamiento y materiales (Ruiz Lopez, Pedro, Carrasco, Isabel, 2010:55).
La meta para las organizaciones es implantar una cultura abierta y justa que busque analizar, prevenir y corregir las causas de los errores, sin que el objetivo sea encontrar un culpable, pues pesar de los igentes esfuerzos para desmitificar la cupla o erradicar prácticas asociadas a ella, y de lo muy común que nos resulta escribir, estudiar e investigar sobre ello, sigue siendo un factor prepondrante.
El líder debe inspirar y desarrollar un ambiente de confianza, basado en la responsabilidad profesional, la colaboración entre los profesionales, el trabajo en equipo, la mejora continua, la credibilidad, la consecución de retos y la resiliencia. Al potenciar esta cultura el líder, demuestra su compromiso al respecto, con participación e implicación en las actividades relacionadas.
La seguridad del paciente exige líderes con formación e información suficientes sobre la magnitud del problema, las posibilidades de acción, debe contar con herramientas para enfrentar y favorecer los análisis y la cultura, un liderazgo eficaz, justo e integro son necesarios para desarrollar una cultura de seguridad del paciente
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Dr. Mauricio Bonilla Sánchez
Médico experto en Gestión Clínica, Calidad, y Seguridad del Paciente
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Equipo Prensa Portal Red Salud