- En Chile, es común recurrir a medicamentos ante cualquier malestar o síntoma. Incluso hay quienes toman un analgésico “porque sienten que se van a enfermar”. Si bien no es una práctica prohibida, su frecuencia responde en parte a la naturalización de esta práctica.
Diversos factores explicarían la automedicación sin prescripción médica, por ejemplo, el acceso y disponibilidad de servicios de salud, la abundancia de información en medios no siempre confiables, costumbres familiares, normativas poco estrictas, por mencionar algunos.
Un ejemplo frecuente es el uso de antibióticos frente a un resfrío, que es una infección viral autolimitada. Esta práctica puede generar resistencia bacteriana, dificultando tratamientos futuros, efectos secundarios como náuseas, diarrea y reacciones alérgicas, junto con alterar el microbioma intestinal, aumentando el riesgo de problemas gástricos o infecciones por hongos como la candidiasis.
El uso indiscriminado de descongestionantes también conlleva riesgos. Pueden elevar la presión arterial y la frecuencia cardíaca, especialmente en personas con afecciones cardiovasculares. Su uso prolongado puede producir efecto rebote, irritación, sequedad e incluso sangrado nasal.
Respecto a los jarabes para la tos, algunos contienen principios activos que, en dosis elevadas, pueden generar dependencia. La codeína, por ejemplo, puede ser adictiva y tiene efectos sedantes, con posibles consecuencias como somnolencia, mareos y problemas gastrointestinales.
Algunos antialérgicos de primera generación pueden provocar somnolencia, afectando la concentración, lo que representa un riesgo en la conducción o en actividades que requieren atención. También pueden causar sequedad bucal, visión borrosa y dificultad para orinar.
La automedicación puede llevar al consumo de dosis incorrectas, retrasar diagnósticos y tratamiento médico por enmascaramiento, fracaso terapéutico, prolongar tratamientos, desarrollo de enfermedades renales, hepáticas y úlceras pépticas.
A esto se suma la venta y compra de medicamentos en lugares no regulados (ferias libres y vendedores ambulantes), sin garantías sobre su conservación ni eficacia.
Evitar la automedicación como hábito implica asumir responsabilidad sobre los síntomas y los estilos de vida. Comprender que prevenir es mejor que curar permite invertir en salud, no en enfermedad. También resulta clave que el sector salud promueva datos oportunos y de calidad sobre el uso responsable de medicamentos.
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Equipo Prensa
Portal Red Salud