Un estudio del Instituto de Salud Pública de la U. Andrés Bello revela que el gasto en fármacos pagado directamente por las personas representa cerca del 30% del gasto de bolsillo en salud, por sobre el promedio de países de la OCDE.
En Chile, el gasto que realizan las personaes de su propio bolsillo para costear medicamentos ha alcanzado niveles preocupantes. Así lo advierte el más reciente informe del Instituto de Salud Pública de la Universidad Andrés Bello (ISP UNAB), que analiza la evolución del desembolso en fármacos entre 2011 y 2024, y que propone mecanismos viables para poder ampliar la cobertura.
“El gasto en medicamentos entre 2011 y 2024 aumentó en términos reales en un 80%”, advierte Héctor Sánchez, director del ISP UNAB y coautor del estudio. Pese a este crecimiento sostenido, el gasto total en medicamentos se ha mantenido en torno al 1% del PIB, lo que evidencia que el incremento ha sido absorbido principalmente por los hogares. De hecho, del 29,7% de gasto de bolsillo en salud, el 30% corresponde exclusivamente a medicamentos.
Esta situación genera un impacto directo en la equidad del sistema. “Este nivel de gasto de bolsillo muestra inequidad en el acceso. Genera una tremenda inequidad en la continuidad de los tratamientos que deben seguir las personas para recuperar su condición de salud”, afirma Sánchez.
Medicamentos más consumidos reflejan perfil de enfermedades crónicas
Según el estudio, los medicamentos más consumidos en Chile están destinados a tratar enfermedades cardiovasculares, del sistema nervioso, digestivo y metabólico. Esto se alinea con el perfil epidemiológico del país: la mayoría de las personas mayores de 65 años vive con al menos tres enfermedades crónicas, lo que implica tratamientos permanentes y costosos.
Frente a este panorama, el informe explora tres escenarios para una posible cobertura universal de medicamentos: una que cubra el 100% del gasto actual; otra, el 80%, similar a las Garantías Explícitas en Salud (GES); y una tercera con una cobertura del 56%, alineada con el promedio de los países de la OCDE. “En el escenario más exigente, el país debería destinar alrededor de 1.200 millones de dólares adicionales al año, pero nuestros estudios muestran que ese financiamiento existe”, sostiene Sánchez.
El informe plantea que, si se logran controlar los gastos por licencias médicas mal utilizadas y se mejora la eficiencia del gasto hospitalario público, se podrían financiar completamente los medicamentos ambulatorios.
Alto respaldo ciudadano a un seguro complementario
Además, la investigación recogió datos de la Encuesta Nacional de Salud UNAB 2021 que revelaba una alta disposición de la población a pagar un adicional por una mejor cobertura. “Más del 50% y hasta un 70% en el caso de afiliados a isapres estaría dispuesto a pagar una cotización adicional si esto les garantizara una mayor cobertura en medicamentos ambulatorios”, señala el director del ISP UNAB.
Actualmente, la legislación cubre principalmente los medicamentos hospitalarios. Los tratamientos ambulatorios, fundamentales para enfermedades crónicas, siguen sin respaldo adecuado. “Las personas de bajos ingresos no pueden financiar sus tratamientos crónicos, con lo cual hay una inequidad tremenda a la hora de recuperar la salud”, concluye Sánchez.
El informe advierte que seguir apelando al gasto de bolsillo perpetuará una barrera financiera regresiva y mantendrá la insatisfacción ciudadana con el sistema de salud. Por eso, sugiere que incluir la cobertura de medicamentos en los planes de beneficios o crear un seguro específico debe ser parte central de la reforma al sistema de salud chileno.
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Equipo Prensa
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