Mes del Corazón: Mujeres y jóvenes también pueden estar en riesgo

Mes del Corazón: Mujeres y jóvenes también pueden estar en riesgo

Cuando los síntomas no se presentan de forma típica, los infartos pueden pasar desapercibidos en gran parte de la población. Por eso, especialistas llaman a reconocer señales menos evidentes y reforzar la prevención más allá de los grupos de riesgo habituales.

En agosto se conmemora el “Mes del Corazón”, con la finalidad de concientizar e informar sobre las enfermedades cardiovasculares, que son la principal causa de muerte en todo el mundo, cobrando más de 17 millones de vidas anualmente, según la Organización Mundial de la Salud.

Sin embargo, aunque este tipo de enfermedades afectan principalmente a los hombres mayores de 60 años, las cifras y expertos exponen que las mujeres y los jóvenes también están en riesgo significativo y, a menudo, no reciben el diagnóstico ni el tratamiento adecuado. 

De acuerdo al Dr. Rodrigo Sagardia, médico general de Help Rescate, los infartos agudos al miocardio presentan características típicas que tanto hombres como mujeres comparten. Estas son: 

  • Dolor intenso en el centro del pecho, que puede ser generalmente opresivo. Este puede irradiarse hacia la mandíbula, la espalda y el brazo izquierdo.
  • Sudoración fría, náuseas, vómitos, sensación de malestar general, nerviosismo, dificultad para respirar y palpitaciones.

Infarto al corazón en mujeres

El Dr. Marco López, jefe técnico de la UCI Coronaria de Clínica Dávila, precisa: “En muchas mujeres las señales pueden ser diferentes o menos evidentes. Por ejemplo, pueden sentir fatiga intensa, dificultad para respirar, náuseas, sudor frío, o dolor en la espalda, mandíbula o cuello, sin tener necesariamente dolor en el pecho”. 

Además, el profesional destaca: “Por esta razón, muchas veces el infarto en mujeres se diagnostica más tarde y eso puede afectar el pronóstico. Parte de este retraso ocurre porque esos síntomas son más fácilmente confundidos con crisis de pánico, ansiedad o estrés”. 

En este sentido, el Dr. Pablo Pedreros, cardiólogo de Clínica Santa María, advierte “La mortalidad de un infarto puede ser muy alta (hasta un 50 %) antes de recibir atención médica. Sin embargo, al ser ingresado en un servicio de urgencia y recibir tratamiento adecuado, como monitorización, cardioversión o revascularización, la mortalidad se reduce drásticamente, situándose entre el 1 % y el 10 %”. 

Manifestación de ataques cardíacos en población joven

Respecto a los jóvenes, el Dr. Bernhard Westerberg, cardiólogo de la Unidad de Hemodinamia de Clínica Ciudad del Mar, recomienda comenzar a prestar atención a posibles enfermedades en etapas donde aún no hay daño o este sea escaso y reversible: “Solemos ver pacientes desde los 50 y 60 años debutando con daños importantes (rango de edad cada vez menor) y coincide con que en la mayoría no se han detectado previamente factores de riesgo como diabetes, hipertensión arterial y tabaquismo”.

El doctor Pedreros explica que en este grupo etario suele haber mayor mortalidad y los síntomas suelen ser más marcados, como un dolor opresivo e irradiado muy intenso, que a menudo comienza en reposo. “Al no haber experimentado un acondicionamiento isquémico previo, el infarto puede ocasionar una presentación más violenta, incluso con muerte súbita”, comenta.

De hecho, el Dr. Pablo López, cardiólogo de Clínica Biobío, agrega que cada vez se observan más infartos agudos al miocardio en personas jóvenes: “Es necesario implementar cambios en el estilo de vida, que permitan reducir el riesgo de desarrollar patologías cardíacas como hipertensión y enfermedad coronaria. Además, es fundamental la evaluación de un cardiólogo para personalizar el estudio caso a caso y, según ello, solicitar exámenes como electrocardiograma, holter de presión arterial (MAPA), de arritmias, ecocardiograma y test de esfuerzo o TAC coronario”. 

Por su parte, la nutricionista de Clínica Dávila Vespucio, Paulina Mella, advierte: “La nutrición ayuda a prevenir y a manejar enfermedades cardiovasculares. Hay nutrientes que favorecen su prevención, por ejemplo, el omega 3 es muy importante, la fibra, frutas, verduras, legumbres y antioxidantes. Todo lo anterior, combinado con actividad física y hábitos saludables, es primordial para mantener una buena salud cardíaca”. 

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