- Octubre vuelve a llenarse de lazos color rosa, y, aunque parezca repetitivo hablar del cáncer de mama, la realidad nos obliga a no bajar la voz. En Chile, esta enfermedad sigue siendo la principal causa de muerte por cáncer en mujeres. Según cifras del Departamento de Estadísticas e Información de Salud, se diagnostican anualmente más de 5.500 mujeres con este tipo de cáncer. A pesar de los avances —como la incorporación de inmunoterapias de última generación en el sistema público— el desafío persiste.
Prevenir esta enfermedad requiere un enfoque integral. Si bien fomentar hábitos saludables en la población es relevante, no solo para el cáncer, sino para evitar diferentes enfermedades crónicas, también lo es garantizar un diagnóstico oportuno.
Enfrentar un diagnóstico de cáncer de mama afecta profundamente todos los aspectos de la vida de una mujer. No se trata solo de lo que conlleva atravesar una cirugía o diferentes tratamientos: esta enfermedad impacta la salud física, emocional, mental y social de las personas que lo padecen. Muchas mujeres deben reorganizar su vida cotidiana, su trabajo, sus relaciones, lo que se traduce en un deterioro de su calidad de vida y bienestar. Es por ello que, la prevención y la detección precoz no pueden limitarse a una campaña de un solo mes, deben transitar a un abordaje integral, que a su vez garantice equidad y acceso oportuno para todas las mujeres, sin importar su realidad socioeconómica.
Mientras el cáncer de mama siga siendo la principal causa de muerte en mujeres de nuestro país, seguir hablando de él es un acto de responsabilidad y compromiso. No obstante, el simbolismo de un color no es suficiente, se necesitan políticas públicas que respondan a los cambios epidemiológicos actuales y con ello puedan mitigar el impacto que el cáncer de mama sigue generando en miles de mujeres.