- El Dr. Pedro Lucero detalla que en esta época el sistema nervioso se ve exigido más allá de su capacidad natural, afectando su normal rendimiento. Esto se puede ver acentuado por el cansancio y estrés de fin de año.
 
Chile, octubre de 2025.- A medida que se acerca el fin de año, muchas personas notan una disminución en su capacidad de concentración y aumento de la dispersión mental o inatención. Estos síntomas suelen confundirse con los del Trastorno por Déficit Atencional e Hiperactividad (TDAH), aunque en la mayoría de los casos se deben al cansancio acumulado, la sobrecarga emocional y el estrés característicos de este periodo.
El Dr. Pedro Lucero, médico psiquiatra y Jefe del Servicio de Psiquiatría Adultos del Hospital Clínico San Borja Arriarán, explica que “en esta época del año comienza un fenómeno social en que tenemos más tareas y distractores. Aparecen los cierres de trabajo, las fiestas de fin de año, los eventos de cierre de los colegios de los hijos, y uno tiene que dividir la atención en muchas cosas. Eso, sumado al cansancio acumulado, hace que el cerebro se vuelva menos eficiente”.
Según el experto en salud mental, el sistema nervioso se ve exigido más allá de su capacidad natural. “El cerebro trabaja de manera sostenida durante todo el año, pero en este último período se enfrenta a una carga distinta y más intensa, para la que muchas veces no llegamos preparados. Al final se convierte en un cerebro más cansado y que tiene que hacer muchas cosas al mismo tiempo”, sostiene.
El impacto no es igual para todos. En personas con TDAH, el cierre del año representa un desafío aún mayor. “Para quienes viven con déficit atencional, a las dificultades que todos tenemos se suman las propias del trastorno, porque el TDAH es una condición del neurodesarrollo, presente desde las primeras etapas de la vida”, explica el Dr. Lucero.
Sin embargo, aclara que no toda falta de atención corresponde a un diagnóstico clínico. “La principal diferencia está en que el TDAH se manifiesta de manera constante y en distintos contextos, desde la infancia. En cambio, la falta de concentración por agotamiento aparece en periodos de alta carga y no es persistente”, detalla.
Hay que hacer pausas
Para manejar la sobrecarga cognitiva y emocional, el especialista recomienda establecer pausas y rutinas. “Todo está hecho para distraernos. Vivimos con múltiples pantallas y exceso de información, principalmente por el uso de smartphones. Es fundamental hacer pausas breves, enfocar la atención en una sola tarea y permitir que el cerebro se recupere. La atención también se agota, igual que el motor de un auto cuando se sobrecalienta”, comenta.
El descanso adecuado, la alimentación y el bienestar emocional también son claves. “Dormir menos y alimentarse mal son errores comunes en esta época. El sueño, la alimentación y la estabilidad emocional influyen directamente en el rendimiento cognitivo”, agrega el experto.
El Dr. Lucero señala que cuando la distracción o la fatiga comienzan a interferir con el funcionamiento diario, puede ser momento de pedir ayuda. “Si la falta de concentración afecta el rendimiento, el ánimo o el sueño, es recomendable consultar a un especialista. No todo requiere medicación; existen terapias cognitivas, psicoeducación y estrategias de manejo que pueden marcar una gran diferencia”, expresa. Y para las personas con TDAH los tratamientos actuales, como los farmacológicos, son muy efectivos. “Lo que hacen es volver a sintonizar los circuitos del cerebro (como en una radio) para que puedan funcionar de manera eficiente”, destaca.
            























