• En Chile, casi dos millones de personas viven con diabetes, una enfermedad que puede afectar mucho más que el control del azúcar en la sangre y provocar grandes complicaciones de salud. Expertos advierten que los problemas en la piel son frecuentes y potencialmente graves, pero pueden prevenirse con hábitos simples y el tratamiento o cuidado adecuado.

Noviembre 2025.- En Chile, la diabetes es una de las principales enfermedades crónicas: afecta a más del 10% de la población adulta y su prevalencia sigue en aumento. Aunque su manejo suele centrarse en la alimentación, actividad física, control de glicemia o azúcar y los medicamentos adecuados, hay un aspecto que pasa desapercibido: el cuidado de la piel.

“La piel es el órgano más grande del cuerpo, pero muchas veces no la cuidamos hasta que aparece una herida”, explica Lilian Araya R., enfermera especialista en manejo avanzado de heridas de Solventum, y puntualiza que “en personas diabéticas, mantener la piel sana es fundamental para evitar o disminuir el riesgo de complicaciones que pueden afectar su condición general y calidad de vida”.

De acuerdo a la experta, la persona con diabetes inadecuadamente controlada tiene alta probabilidad de sufrir complicaciones o alteraciones a su organismo, como la retinopatía (complicación oftalmológica), nefropatía (complicación renal) y neuropatía diabética (daño a los nervios, alteración de la sensibilidad), siendo una de las consecuencias más graves, las amputaciones.

Sin embargo, la piel cumple una función de defensa muy importante, y en estas personas con diabetes inadecuadamente controlada van perdiendo la capacidad de formar una barrera de protección, ya que puede sufrir varias alteraciones, entre ellas, una de las más comunes, la resequedad excesiva, también llamada “Xerosis”, que se caracteriza por ser una piel seca con descamación y sensación de tirantez y picazón. Esta sequedad excesiva puede ser el resultado de cuadros de hiperglicemia o azúcar elevada en la sangre por tiempo prolongado y/o mala circulación sanguínea, lo cual es más probable cuando la persona tiene diabetes.

“Esto facilita la aparición de grietas o llagas en la piel, sobre todo en las piernas y pies, aumentando el riesgo de infecciones bacterianas, úlceras o heridas y lesiones por presión, frecuentes en pacientes hospitalizados o con movilidad reducida. Cuando estas lesiones se desarrollan, pueden comprometer la salud general del paciente y prolongar su tratamiento médico”, afirma Lilian Araya.

Por otro lado, el exceso de humedad también es perjudicial, ya que aumenta la probabilidad de infección bacteriana, pero, más aún, incrementa infecciones fúngicas (infección por hongos), sobre todo en zonas de pliegues húmedos y cálidos, siendo más comunes cuando los niveles de azúcar están elevados.

Cómo mantener la piel sana y prevenir lesiones

Tanto las personas con o sin diagnóstico de diabetes, deben tener el hábito diario del cuidado de la piel, ya que existen zonas del cuerpo más vulnerables a lesiones o infecciones como son los pies, glúteos, pliegues, espalda y zonas donde la piel está en contacto constante con superficies o dispositivos médicos. Para prevenir complicaciones, los especialistas recomiendan:

  • Mantener la piel hidratada, limpia y seca, y protegida con productos formulados especialmente para su cuidado, libres de alcohol, que refuerzan la barrera cutánea.

  • Usar jabones neutros o mejor aún con pH ácido.

  • Bañarse con agua tibia o fría, según necesidad o tolerancia.

  • Revisar la piel todos los días, especialmente los pies, pliegues y zonas de apoyo.

  • En personas con poca movilidad o postradas, cambiar de posición cada dos o tres horas.

  • Mantener una alimentación balanceada y nutrición adecuada.

  • Consultar a un profesional especializado ante cualquier signo de complicación en la piel, enrojecimiento o herida.

Además de los cuidados diarios, existen soluciones clínicas diseñadas para mantener la integridad cutánea en personas con riesgo aumentado, como los pacientes o personas con diabetes. “Entre estas se encuentran productos de la familia 3M Cavilon™, un protector cutáneo sin ardor que funciona como barrera que aísla la humedad y los adhesivos, y disminuye la fricción; o la formulación en crema, que tiene un efecto hidratante-emoliente que recupera los lípidos intercelulares de la piel mientras forma una película protectora frente a la humedad y resiste lavados. Ambos productos no interfieren con la respiración natural de la piel y no contienen alcohol”, explica la experta.

Estas tecnologías complementan las medidas básicas de prevención y se integran en los protocolos de cuidado de pacientes con riesgo de lesiones de piel, tanto hospitalizados como en su domicilio.

“Los cuidados que debe tener una persona diabética, son varios, como estar al día con los controles con su médico, enfermera o nutricionista, seguir el tratamiento e indicación médica, consultar a un especialista certificado si corresponde, mantener las glicemias en rangos normales, y, también mantener el cuidado y autocuidado de su piel, ya que no sólo es un tema estético, sino que una parte esencial del manejo integral para evitar o disminuir el riesgo de complicaciones mayores”, señala la especialista.

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