Dormir bien es una de las acciones más poderosas para cuidar la salud del corazón. El doctor Fernando Sánchez, cardiólogo de Clínica Pericardio, explica que durante el sueño el cuerpo entra en un estado de relajación que permite una baja natural de la presión arterial entre un 10% y un 15%. “Cuando no se produce este descenso porque dormimos poco o mal, aumenta el estrés, la presión arterial y el riesgo de enfermedades cardíacas”, señala.
Hoy la evidencia es clara: la falta de sueño eleva el colesterol, aumenta la inflamación, favorece la resistencia a la insulina y acelera la aterosclerosis. El doctor Sánchez advierte que los trastornos como la apnea del sueño son especialmente peligrosos, ya que los descensos bruscos de oxígeno obligan al corazón a trabajar en exceso. “La apnea no tratada eleva considerablemente el riesgo de infarto, arritmias y accidentes cerebrovasculares”, afirma.
Las cifras globales confirman la preocupación. Según World Population Review, países como Finlandia, Países Bajos o Nueva Zelanda superan las 7,5 horas de sueño diarias, mientras que Japón, Corea del Sur y Chile se ubican muy por debajo. En Chile, el promedio alcanza apenas 6 horas y 53 minutos por noche, una de las cifras más bajas del mundo.
Otro reciente estudio global de Activa Research junto a WIN reveló que solo el 44% de los chilenos logra dormir bien de forma frecuente, muy por debajo del promedio mundial de 62%. La investigación, que encuestó a más de 34 mil personas en 39 países, ubicó a Chile en el penúltimo lugar del ranking, evidenciando que factores como el uso de pantallas y las brechas socioeconómicas están afectando significativamente la calidad del descanso.
Para los adultos, la recomendación es dormir entre siete y nueve horas, manteniendo horarios regulares. Acostarse después de medianoche o variar constantemente la rutina altera el reloj biológico y aumenta el riesgo cardiovascular. “El cuerpo necesita ritmo. La irregularidad del sueño eleva el estrés, la presión arterial y afecta el metabolismo”, explica el doctor Sánchez.
El entorno también influye. La contaminación, la luz artificial, el ruido nocturno y la inseguridad del barrio interrumpen el descanso y elevan los niveles de cortisol. Estas condiciones pueden impactar la salud del corazón tanto como los hábitos personales.
Se recomienda consultar a un especialista ante ronquidos fuertes, pausas respiratorias, somnolencia diurna, despertares con ahogo o cansancio persistente. “El sueño es un barómetro de la salud. Si el descanso se altera, el corazón lo reciente”, concluye el especialista.
























