Aunque forma parte del envejecimiento masculino, esta condición puede alterar profundamente la vida diaria si no se detecta a tiempo. Muchos pacientes normalizan los síntomas y llegan tarde al diagnóstico, aumentando el riesgo de infecciones, retención urinaria, cálculos en la vejiga y un deterioro progresivo de la función vesical.

Pese a ser una de las enfermedades urológicas más frecuentes, la Hiperplasia Prostática Benigna (HPB) sigue siendo un problema que muchos hombres prefieren ignorar, aun cuando la mayoría la desarrollará en algún grado a lo largo de su vida. En Chile, la mitad de los mayores de 50 años convive con síntomas que pueden afectar el sueño, el ánimo y la vida cotidiana, pero que suelen minimizarse hasta que aparecen complicaciones.

Según explicó el doctor Juan Andrés Fulla, urólogo de Clínica MEDS, “es el aumento del tamaño de la próstata que ocurre de forma natural en muchos hombres a medida que pasan los años. No es cáncer ni se transforma en ello, pero sí puede generar molestias al orinar y afectar la calidad de vida si no se controla adecuadamente”.

Agregó que “es una condición que nos va a afectar a todos los hombres en algún momento de la vida. Con el tiempo la próstata crece y está justo a salida de la vejiga, y por lo tanto, comprime progresivamente el flujo de la orina al salir por la uretra. Entonces, eso empieza a generar cierta sintomatología, cierta incomodidad”.

En este sentido, el especialista aseguró que “la HPB se vuelve más frecuente a partir de los 45–50 años, y aumenta significativamente después de los 60. Esto ocurre porque con el envejecimiento se producen cambios hormonales que estimulan el crecimiento progresivo de la próstata”. 

En cuanto a su prevalencia, indicó que “alrededor del 50% de los hombres de 50 años tiene algún grado de HPB, y cerca del 90% de los hombres de 80 años presenta crecimiento prostático significativo”.

Respecto de las señales de alerta, sostuvo que “los síntomas más habituales son el aumento de la frecuencia urinaria, especialmente en la noche; la dificultad para iniciar la micción; el chorro urinario débil o entrecortado; la sensación de vaciamiento incompleto; y la urgencia urinaria”.

Sobre los factores que influyen en su aparición, el doctor Fulla detalló que “la edad es el principal determinante, seguida de los antecedentes familiares directos, lo que ha sido ampliamente demostrado en estudios epidemiológicos. Además, condiciones como el sedentarismo, la alimentación poco saludable, el consumo excesivo de alcohol, la obesidad y la resistencia a la insulina se asocian a un mayor riesgo de desarrollar hiperplasia prostática benigna, según diversas investigaciones que relacionan estos factores metabólicos con un aumento de la inflamación y del volumen prostático”

El especialista advirtió que postergar el diagnóstico puede derivar en serias consecuencias. “Entre las complicaciones destacan las infecciones urinarias frecuentes, la retención urinaria que requiere atención de urgencias, la formación de cálculos en la vejiga y el deterioro progresivo de la función vesical”, señaló.

Si bien esta condición no puede prevenirse totalmente, el urólogo de Clínica MEDS afirmó que “sí es posible reducir los síntomas mediante un peso saludable, actividad física regular, moderación en el consumo de café y alcohol, y controles médicos periódicos”.

Respecto de las alternativas terapéuticas que existen para enfrentar esta condición, precisó que “los tratamientos van desde cambios en el estilo de vida y medicamentos hasta técnicas mínimamente invasivas, como el uso de vapor de agua mediante Rezum, y cirugías avanzadas como la enucleación prostática con láser”.

Finalmente, el facultativo llamó a consultar oportunamente y adoptar medidas de autocuidado. “Es fundamental acudir al médico a tiempo, evitar el exceso de líquidos por la noche, reducir el café y el alcohol, hacer ejercicio, mantener un peso adecuado y seguir las indicaciones del especialista”, concluyó.

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Equipo Prensa
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