¿Sabía usted que los lipomas son masas de grasa de crecimiento lento que suelen aparecer justo bajo la piel? ¿Y que en la mayoría de los casos son benignos y no representan un problema de salud? Sin embargo, existen situaciones en las que sí es importante evaluarlos con un especialista, especialmente si presentan cambios recientes o generan molestias.
De acuerdo a la Dra. Carolina González, especialista en cirugía general de Clínica Colonial, un lipoma es un crecimiento de tejido adiposo que forma un pequeño bulto, generalmente blando y móvil al tacto. Puede aparecer en distintas partes del cuerpo, como brazos, espalda, cuello o muslos.
Si bien la mayoría de los lipomas no requieren tratamiento, existen signos de alerta que ameritan una evaluación médica. Algunas de estas señales son crecimiento rápido en poco tiempo; dolor o sensibilidad al tacto; cambios de color, consistencia o forma; y/o ubicación que limita movimiento o genera incomodidad.
¿Cómo se realiza el diagnóstico?
El diagnóstico inicial es clínico, es decir, mediante examen físico. Pero para confirmar con total seguridad que la lesión es benigna, el método definitivo es la biopsia.
“El diagnóstico certero se obtiene a través de una biopsia. Esto nos permite confirmar la naturaleza del lipoma y descartar otros tipos de lesiones», explica la Dra. Carolina González.
Según la profesional, cuando se decide retirar un lipoma, ya sea por crecimiento, dolor, dudas diagnósticas o por estética, el procedimiento es sencillo y seguro. Se realiza mediante una pequeña cirugía ambulatoria con anestesia local, en la que se retira por completo el tejido del lipoma y se envía a estudio.
En el fondo, se trata de un procedimiento rápido que no requiere hospitalización, cuya recuperación es breve y con bajo riesgo de complicaciones.
Tras la extracción, el o la paciente puede retomar sus actividades cotidianas en poco tiempo. Para ello, el cirujano indicará los cuidados locales, control posterior y cuándo retirar los puntos en caso de ser necesario.
