Si bien las cifras de estos cuadros se concentraban hasta 2019 en mujeres entre 14 y 18 años, hoy se observa un rango más amplio, que además incluye a mujeres y hombres adultos. El 50% de las niñas entre 8 a 10 años ya manifiestan insatisfacción corporal y en la adolescencia alcanza hasta un 80%, siendo un factor preocupante y aprendido del entorno social.
Cada 30 de noviembre, la OMS conmemora el Día Mundial de la lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) y la Agrupación de Médicos de Clínica INDISA busca relevar esta alarmante temática. Los trastornos de conducta a alimentaria (TCA) constituyen un grupo de trastornos mentales caracterizados por la conducta alterada hacia la comida, el peso y la apariencia corporal, junto con conductas, hábitos alimentarios y prácticas de control de peso que se vuelven desordenadas y generan una serie de consecuencias en diversas áreas del funcionamiento individual, incluyendo desajustes fisiológicos que llevan a problemas importantes de salud.
Los TCA más frecuentes en la infancia y adolescencia son la Anorexia, Bulimia, Trastorno por Atracón, y ARFID (Trastorno de restricción/evitación de la alimentación).
La Dra. Johanna Pacheco, pediatra nutrióloga de la Agrupación de Médicos de Clínica INDISA (AMCI), comenta que previo a la pandemia por Covid-19, la prevalencia de TCA era alrededor del 5%, con peak en las edades de 14 y 18 años, presentándose con mayor frecuencia en mujeres. “En Chile, el riesgo de tener un TCA se encontraba entre 8-12%. Sin embargo la pandemia que atravesamos nos ha dejado secuelas importantes, siendo una de las más afectadas el área de salud mental y con ello los TCA. En el último año las consulta por TCA han aumentado hasta un 30% en relación a los años anteriores, viéndose además mayor gravedad en la presentación del cuadro y un aumento en hombres”.
De esta manera, la pandemia ha proporcionado un ambiente de riesgo para detonar los TCA, en medio de una etapa de construcción y búsqueda de identidad y reconocimiento típico de los adolescentes. La Dra. Pacheco añade que los factores que influyen consideran: “la disrupción de las actividades diarias como es la ausencia de rutinas, la mayor disposición de alimentos en casa, la limitación para la actividad física al aire libre, además del aumento en la exposición a pantallas y redes sociales que potencia el llamado “efecto espejo” a través de las videoconferencias y exposición a influencers dedicados a temas de la imagen corporal o de estilos de vida falsamente saludables”.
La detección y pesquisa precoz de los TCA es muy importante para evitar todas las complicaciones médicas derivadas, ya sea a nivel cardiaco, renal o metabólico; así como otras mentales como autolesiones, ideación suicida, entre otras. El tratamiento deberá involucrar equipos multidisciplinarios de psiquiatría, psicología y nutrición, entre otros.
La Dra. Pacheco explica que este escenario se agrava con otros aspectos como el aislamiento social, el estrés emocional, y el aumento de conversaciones en relación al peso y de medidas para bajar de peso.
Por su parte, la Dra. Daniela Allsop, nutrióloga de adultos de la Agrupación de Médicos de Clínica INDISA (AMCI), señala que además del alza en las consultas por TCA, también se observa un 50% de aumento de atención médica por sobrepeso y obesidad. “Los médicos ya veíamos un aumento de los TCA, pero después de la primera ola del Covid, se dispararon las también por obesidad. Este cambio tiene estrecha relación con el estrés, ya que dentro de las formas de regulación de las emociones, se incluye la vida social, los pasatiempos, el deporte, las rutinas y las comidas. En este largo periodo, de todos ellos, solo la comida quedó a libre disposición de muchos. Este es un resultado lamentable pero esperable, ya que perdimos gran parte de los recursos y acudimos a la comida”.
La Dra. Allsop señala que en general todos los trastornos alimentarios son más prevalentes en mujeres: 10 es a 1, en el caso de la anorexia; y 3 es a 1, en bulimia. En trastornos por atracón la distribución por género es más parecida.
La especialista comenta que “hay un afán por comentar acerca del peso de las personas. Nadie debiera hacer comentarios sobre el cuerpo de otros, más aún si nos sabemos las razones que subyacen en los cambios de peso. Al que baja de peso se le felicita y al que sube se le critica, y ese mensaje puede ser muy dañino por parte del entorno social frente a niños y jóvenes, especialmente. El 50% de las niñas entre 8 a 10 años ya manifiesta insatisfacción corporal y en la adolescencia puede alcanzar un 80%. La identidad es mucho más que la imagen corporal y es urgente que hagamos cambios profundos en nuestra sociedad, partiendo por la familia”.
Finalmente, la Dra. Johanna Pacheco comenta: “El hogar, la escuela y los medios de comunicación deben evitar los comentarios en relación al cuerpo y al peso, promoviendo hábitos de vida saludable sin poner el foco en el peso, ya que estos comentarios pueden ser el gatillante para el desarrollo de un TCA”.
SEÑALES DE ALERTA PARA LOS PADRES:
- En relación a la alimentación: prestar atención si los hijos(as) comienzan a hacer dietas restrictivas, si mencionan con frecuencia su culpa al comer, si cuentan calorías y se “castigan” restringiendo si han comido más de lo pensado, si prefieren comer a solas, si se demoran mucho en comer o desmenuzan la comida, si presentan excusas para no comer, o si luego de hacerlo van al baño.
- En relación al ejercicio: si se ejercitan normalmente después de alguna ingesta de comida, si se exigen hacer varias horas de ejercicio diarias y se muestran nerviosos o inquietos si no puede realizarlo.
- En el ámbito psicosocial: si se aislan de sus amigos y familia, si presentan insatisfacción constante con su imagen y la conversación suele girar en torno a la comida y la imagen corporal, si presentan mal humor y cambios bruscos de actitud, o si abandonan sus hobbies.
Equipo Prensa Portal Red Salud