Un paso a la acción

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Un paso a la acción
Benjamín De Oto

Benjamín De Oto, Country Manager Cheaf Chile

Pese a los enormes avances tecnológicos e innovaciones empleadas en todo el mundo, aún estamos lejos de garantizar un suministro de comida resiliente, sostenible y para todos los habitantes del planeta. Sin ir más lejos, el informe ‘El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2025’ destacó en julio pasado que 2.300 millones de personas se vieron afectadas por una inseguridad alimentaria moderada o grave durante 2024, y en torno a un 8% de la población mundial habría padecido hambre en este periodo. En este escenario, la pérdida y el desperdicio de alimentos representan un triple problema (por sus implicancias sociales, ambientales y económicas) que ya no nos podemos permitir. 

Cuando entendemos que alrededor del 14% de la producción alimentaria mundial se pierde entre la cosecha y su llegada a las tiendas, y que un 19% adicional acaba siendo desperdiciado entre la venta minorista, los restaurantes y los hogares de los consumidores, sabemos que este es un problema que debemos solucionar a la brevedad, sobre todo, si consideramos que según estimaciones de la FAO, esa comida podría alimentar a más de 1.200 millones de personas cada año.

Para detener este despropósito -que además es responsable de hasta el 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero, contribuyendo directamente a la crisis climática- es necesario aunar esfuerzos ciudadanos, empresariales y de los Estados para generar nuevos hábitos, innovaciones y políticas públicas -respectivamente- que nos permitan corregir este grave problema.

Sabemos que las personas están interesadas y, más aún, preocupadas por este tema: recientemente, desde Cheaf publicamos los hallazgos de una encuesta realizada a 5.858 personas en Argentina, Chile y México, donde un 93% de los consultados aseguró que este es un problema relevante o grave que debiese tener más atención. 

Las personas son enfáticas en señalar que deberían ser los supermercados, en primer lugar, y los restaurantes y pequeños comercios, en segundo, los principales responsables de reducir el desperdicio de alimentos, al percibirlos como los que mayores volúmenes de desperdicio generan. Pero también son capaces de ver los esfuerzos que se hacen en la materia: de hecho, los encuestados pusieron en segundo lugar a los supermercados como los actores que mejor trabajo están haciendo al respecto. 

Desde el sector privado tenemos la tremenda responsabilidad y oportunidad de generar las soluciones que mitigarán este problema, entregando además oportunidades concretas que beneficiarán a las economías domésticas (al facilitar productos de calidad con descuentos), al desarrollo y éxito de los emprendimientos (al aprovechar una mayor cantidad de su stock en venta) y al medio ambiente en el camino. 

Y desde el sector público se debe regular y normar para que estos cambios sean posibles, orientando a las empresas y a los consumidores hacia cambios de hábitos que generen prácticas realmente sostenibles en el tiempo y con impactos positivos en las sociedades y sus entornos. 

En el marco de la conmemoración del Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, fecha en que Naciones Unidas nos invita a reflexionar en la materia y que este año, en su sexta celebración, nos llama a poner fin a este problema “por las personas y por el planeta”, hacemos un llamado a todos los actores involucrados a dar un paso adelante y trabajar colaborativamente para lograrlo. Sabemos que es posible y que trabajando desde todos los sectores de la sociedad en la búsqueda y difusión de las soluciones le podremos poner fin pronto a su ocurrencia.

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