Chile. Octubre de 2025. El fin de la educación media es una de las etapas más desafiantes y emocionalmente intensas para los jóvenes. A la presión por los resultados de la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES) se suman la incertidumbre sobre el futuro y el cierre de un ciclo vital que reorganiza sus rutinas y vínculos.
Vanessa Gálvez Ávila, psicóloga y Coordinadora de Programas Formativos de la red Cognita Chile (Colegios Pumahue, Manquecura, American British School y The Greenland School), explica que las emociones se intensifican porque los adolescentes enfrentan un escenario desconocido. “Se despiden de relaciones significativas que los han acompañado por años y se activa con fuerza el sentido de responsabilidad sobre su propio destino, lo que puede traducirse en ansiedad o entusiasmo”, sostiene.
Si bien la contención familiar es fundamental, existen señales que ameritan buscar apoyo profesional. Estas son algunas de las más comunes:
- Cambios marcados y sostenidos en el estado de ánimo.
- Apatía, irritabilidad o tristeza prolongada.
- Aislamiento social o pérdida de interés por actividades que antes disfrutaban.
- Alteraciones en los hábitos de sueño y alimentación.
- Discurso teñido de desesperanza o pensamientos negativos persistentes.
“El apoyo familiar es valioso, pero cuando el bienestar emocional está comprometido, es clave articular el acompañamiento de profesionales que puedan intervenir con herramientas especializadas”, advierte Gálvez.
La elección vocacional: Más allá del puntaje
Una de las mayores preocupaciones es el miedo a “equivocarse” en la elección vocacional. Para abordar esta inquietud, en los colegios de la red Cognita (que agrupa a los colegios Pumahue, Manquecura, American British School y The Greenland School), implementa en sus colegios el programa “Desarrollando Líderes Inspiradores”. Su objetivo es entregar a los estudiantes estrategias concretas de liderazgo personal.
“Más allá de la carrera o del puntaje que obtengan, la pregunta central es: ¿qué tipo de vida quieren construir? Organizar el tiempo y la energía en aquello que realmente aporta a las metas es crucial”, explica la especialista. La psicóloga añade que el proceso de cambio no es lineal, que equivocarse forma parte del aprendizaje y que mantener una actitud flexible y resiliente marca la diferencia.
Para reducir la ansiedad en los meses finales del año es importante seguir estas acciones simples y sostenibles:
- Identificar qué está bajo control: Planificar el estudio, el descanso y las rutinas diarias.
- Organizar las tareas: Usar una agenda para priorizar y evitar la procrastinación.
- Cuidar el autocuidado integral: Incorporar ejercicio, pausas de respiración, y espacios de calidad con la familia y los amigos.
- Priorizar el sueño: Asegurar un descanso suficiente para que el cuerpo y la mente puedan recuperarse del estrés.
- Comunicar las emociones: Conectarse y hablar de lo que se siente en espacios seguros, pidiendo ayuda cuando sea necesario.
“La ansiedad disminuye cuando hay estructura, propósito y vínculos confiables que habilitan la expresión emocional”, concluye.
En este escenario, la clave reside en el acompañamiento. Las pautas de la red Cognita, enfocadas en la resiliencia y la inteligencia emocional, demuestran que preparar a los jóvenes va más allá de un puntaje. Se trata de dotarlos de las herramientas para construir una vida con propósito, entendiendo que el autocuidado y los vínculos de apoyo son tan fundamentales como el estudio. En definitiva, la ansiedad disminuye y la transición se vuelve manejable cuando se les enseña a enfrentar el futuro con estructura, propósito y la certeza de que no están solos en este camino.