- El mantener la fuerza y el equilibrio, revisar la visión y audición para evitar riesgo de tropiezos son algunas de las medidas que se pueden tomar para prevenir y reducir el peligro de una fractura o traumatismo que produce una caída.
En Chile, octubre es el mes del adulto mayor, periodo en el que se busca concientizar sobre la importancia de su rol, pero también de los cuidados que estas personas necesitan, sobre todo porque su energía y resistencia comienza a ser menor.
De acuerdo a cifras del Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA), un tercio de los mayores de 65 años se caen al menos una vez al año y la cifra alcanza el 40-50% entre los mayores de 75 años. Asimismo, cerca del 20% de estas personas requieren atención médica o incluso hospitalización. De aquellas que se caen, la mitad sufre dos o más caídas al año. Este tipo de accidentes son riesgosos y su tratamiento es diferenciado respecto a una persona de menor edad.
Desde la Clínica de Recuperación de Lesiones (CRL) sostienen que una caída en un adulto mayor es la principal causa de lesión en las personas mayores y cuyo peligro es frecuente pero evitable. Según la directora médica de la Clínica CRL, Dra. Daniela Cuadra, las caídas “no solo provocan fracturas o traumatismos, sino también una pérdida de autonomía, miedo a volver a moverse y un deterioro progresivo de la funcionalidad”.
A diferencia de la edad más joven, una caída en un adulto mayor no se puede considerar como un accidente asilado. Para la Dra. Cuadra esto “suele ser un síntoma de que algo que está deteriorado en la salud, la movilidad o el entorno y necesita atención”.
La etapa posterior a un evento de esta naturaleza representa una complejidad en lo que se refiere al proceso de recuperación. Esto involucra varios factores como fragilidad ósea – producida por osteoporosis o sarcopenia – que retrasa la consolidación de fracturas; la pérdida de masa muscular y fuerza, que limita la rehabilitación; el temor a volver a caminar o realizar actividades cotidianas, lo que agrava el sedentarismo y acelera el deterioro físico; y, en algunos casos, complicaciones médicas como infecciones, úlceras o descompensaciones cardiovasculares.
No obstante, las caídas si se pueden prevenir a través de medidas prácticas que pueden reducir el riesgo. Según la directora médica de la Clínica CRL, Daniela Cuadra, una de ellas es mantener la fuerza y el equilibrio. “Se pueden realizar ejercicios guiados por profesionales, como entrenamiento funcional, caminatas o programas de equilibrio y coordinación”.
Otras recomendaciones son revisar la visión y audición regularmente que puedan reducir el riesgo de tropiezos; controlar la medicación, especialmente si produce mareos o somnolencia; retirar alfombras sueltas, cables, y mejorar la iluminación en pasillos y baños. Por último, llevar un calzado adecuado que sea firme, antideslizante y que sujete bien el pie.
La Dra. Daniela Cuadra explica que la rehabilitación y el movimiento son la clave para una buena recuperación. “Cuando una caída ocurre, la rehabilitación temprana y guiada por profesionales es fundamental. El movimiento seguro, progresivo y supervisado permite recuperar fuerza, coordinación y confianza. Además, ayuda a evitar la pérdida de masa muscular, que es determinante para mantener la autonomía en la vejez”, dice.
Todos estos cuidados se deben combinar con una actividad física constante en los adultos mayores. En ese sentido, diversos estudios demuestran que mantenerse físicamente activo en la adultez mayor mejora la calidad de vida, el estado de ánimo y la independencia funcional. “El ejercicio regular (aunque sea caminar, bailar o realizar ejercicios suaves de fuerza y equilibrio) estimula la liberación de endorfinas, mejora la salud cardiovascular y mantiene la masa muscular, clave para prevenir caídas y dependencia”, enfatiza la directora médica de la Clínica CRL.
Sobre CRL
La Clínica de Recuperación de Lesiones (CRL) fue oficialmente fundada en 2018 con el propósito de transformar la práctica médica al proporcionar soluciones más resolutivas y precisas para lesiones que requerían un enfoque más avanzado que el tratamiento conservador, pero menos invasivo que la cirugía. Este hito significativo fue impulsado por los socios fundadores, Felipe Fernández y Felipe González. Juntos, consolidaron e implementaron un modelo de atención médico-kinésico único.























