En Chile, más del 70% de la población adulta presenta exceso de peso, y cerca de un 34% vive con obesidad, según la última Encuesta Nacional de Salud (ENS 2016–2017). A pesar de que han pasado casi ocho años desde su publicación, actualmente Chile se sitúa entre los países que registran las mayores tasas de obesidad de Sudamérica.
Un estudio reciente publicado en la Revista Médica de Chile advierte que la situación podría agravarse en las próximas décadas. Según proyecciones elaboradas a partir del estudio Global Burden of Disease – basado en datos de 204 países y más de 2.100 millones de adultos- para el 2050 se espera que un 59% de la población mundial tenga exceso de peso, y en Chile la cifra podría alcanzar un 87%.
“La obesidad no es solo una cuestión estética, sino una condición que afecta profundamente la salud y la calidad de vida. Lo más preocupante es que estamos viendo un aumento sostenido desde edades tempranas, lo que hace urgente fortalecer las estrategias preventivas y la educación alimentaria desde la infancia”, advierte la Dra. Eliana Reyes, directora de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de los Andes.
La especialista agrega que, aunque en Chile existen políticas públicas como la Ley de Etiquetado y la promoción de entornos alimentarios saludables, aún falta avanzar en educación nutricional sostenida, acceso a alimentos saludables y fomento de la actividad física, especialmente en contextos escolares y laborales.
Según las cifras existentes, el exceso de peso ha mostrado un crecimiento constante durante las últimas décadas, y es uno de los principales factores de riesgos para enfermedades asociadas al sobrepeso y la obesidad y ya se posiciona como uno de los principales factores de riesgo de mortalidad prematura en el país.
“No se trata solo de reducir calorías o hacer dietas restrictivas, sino de promover un cambio cultural que valore la alimentación equilibrada y el autocuidado. Pequeños cambios sostenidos en el tiempo, como comer más frutas y verduras, reducir el consumo de alimentos con alto aporte de calorías, grasas, azúcares y sal y mantener actividad física regular— pueden tener un impacto enorme en la salud poblacional”, enfatiza la Dra. Reyes.
Según un estudio realizado por la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de los Andes 86% de la población tiene una mala o muy mala alimentación, es decir, el 37% de ellos no sigue ninguna de las recomendaciones entregadas por el Ministerio de Salud, a través de las guías alimentarias, el 32% solo con una y el 17% cumple con dos. Estas guías aconsejan un consumo diario de al menos 3 porciones de verduras, 2 de frutas y 3 de lácteos sin azúcar, junto con pescados y legumbres al menos 2 veces a la semana.
“Estos alimentos contienen nutrientes y propiedades protectoras contra el exceso de peso y enfermedades crónicas, como la diabetes e hipertensión, que son altamente prevalentes en nuestro país. Sin embargo, vemos que la ingesta de éstos es muy baja en la población, tanto en cantidad y en frecuencia, por lo que la dieta no estaría entregando el aporte necesario”, comenta la directora de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de los Andes.
























