Por Nicolás Pons, Gerente de Capacidad Autonomía, Salud y Hábitat de Seguros SURA
Cada año el Día Mundial de la Diabetes nos recuerda que esta enfermedad no distingue edad, género ni condición social. Sus cifras son preocupantes: la Federación Internacional de Diabetes proyecta que para el 2030 se alcanzarán los 643 millones de pacientes con esta enfermedad crónica. Chile no está ajeno a esta realidad. En los últimos diez años, la diabetes tipo 2 aumentó cerca de un 50%, llegando a más de 1.7 millones de personas que la padecen.
Vivir con diabetes no debería significar vivir con miedo o incertidumbre, y en esta línea el rol de las aseguradoras es clave. Además de entregar cobertura financiera, acceso a exámenes, medicamentos y especialistas, que contribuyan a mantener la calidad de vida y evitar complicaciones mayores, deben también considerar asistencias que apunten al bienestar integral del paciente. Esto puede marcar la diferencia entre una vida limitada y una vida plena, digna y activa.
Pero no basta con entregar soporte a quienes fueron diagnosticados, la prevención es esencial para controlar y reducir el incremento de esta patología en nuestro país. Para avanzar en esta línea, tanto desde el mundo privado como público, tenemos la responsabilidad de impulsar la creación de programas de bienestar que incentiven hábitos saludables en cuanto a alimentación y actividad física, junto con chequeos preventivos y consultas online con especialistas.
El desafío no es sólo médico, sino cultural. Requiere que aseguradoras, profesionales de la salud y pacientes trabajemos juntos para construir una sociedad que entienda que prevenir y tratar bien una enfermedad crónica también es una forma de entregar dignidad, y que juntos podemos contribuir en transformar la preocupación en acompañamiento y la incertidumbre en un futuro con mejor calidad de vida.
























