La vacunación infantil sigue siendo una de las estrategias más efectivas para prevenir enfermedades graves y evitar crisis epidémicas, como el que está viviendo actualmente Argentina, que ha reportado su mayor brote de Sarampión desde 2019.

Sin embargo, en Chile persisten dudas y temores que influyen en la decisión de algunos padres. Estas inquietudes, muchas veces basadas en información incorrecta, ponen en riesgo no solo la salud de los niños, sino también la de toda la comunidad.

Mitos

Uno de los mitos más difundidos a nivel mundial es la supuesta relación entre las vacunas y el autismo. La comunidad científica ha reiterado por años que tal vínculo no existe. “Este mito se originó en un estudio que fue desmentido hace más de dos décadas, pero sigue circulando en redes sociales, generando miedo injustificado”, explica Sandra Díaz Rozas, académica de la Facultad de Enfermería de la Universidad Andrés Bello, sede Viña del Mar.

Otro temor frecuente está relacionado con los componentes de las vacunas. “Los ingredientes utilizados en estas formulaciones se emplean en cantidades seguras y están regulados por organismos internacionales. No hay evidencia que respalde que estos componentes causen daño”, enfatiza la experta.

Pese a ello, algunos padres continúan temiendo posibles efectos secundarios. La mayoría de estos efectos son leves y transitorios, como fiebre baja o dolor en el sitio de la punción. “Las reacciones graves son extremadamente raras. El riesgo de complicaciones por no vacunar es mucho mayor que cualquier efecto adverso”, agrega la académica de la UNAB.

Vacunas obligatorias en Chile

El Programa Nacional de Inmunizaciones (PNI) del Ministerio de Salud cuenta con un calendario gratuito y obligatorio, desde el nacimiento hasta la adolescencia. Entre las principales vacunas se encuentran la BCG y la Hepatitis B en recién nacidos; la Pentavalente, Neumocócica e IPV en lactantes; la Tres Vírica y Meningocócica en el primer año; y refuerzos durante la educación básica, incluyendo la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (VPH) para niñas y niños.

“Estas vacunas protegen contra enfermedades potencialmente mortales, como meningitis, sarampión, difteria o tos convulsiva. Además, contribuyen a mantener la inmunidad colectiva, que es clave para evitar la reaparición de brotes”, señala la Díaz.

Riesgos de no vacunar a tiempo

Evitar o posponer la vacunación aumenta significativamente el riesgo de infección. Enfermedades como el sarampión, erradicadas por años en nuestro país, han reaparecido debido a la baja cobertura de vacunación. “Cuando disminuye la inmunización, se abre la puerta a brotes que pueden causar hospitalizaciones, secuelas permanentes e incluso la muerte”, advierte la experta.

El riesgo no solo afecta al niño no vacunado, sino también a personas vulnerables que dependen de la inmunidad del grupo para mantenerse a salvo, como bebés menores de seis meses, personas inmunodeprimidas y adultos mayores.

Para enfrentar este desafío, la comunicación es fundamental. “Es clave mantener un diálogo abierto, escuchar los temores sin juzgar y explicar de manera clara los efectos secundarios reales, contextualizando los riesgos”, recomienda la académica de Enfermería de la UNAB.

También es importante orientar a los padres hacia fuentes confiables, como el Ministerio de Salud, la Organización Mundial de la Salud o sociedades científicas. “En un contexto donde la desinformación circula con rapidez, debemos reforzar que la vacunación infantil sigue siendo una herramienta segura, eficaz y esencial para proteger a las nuevas generaciones”, concluye Díaz.

 

Google News Portal Red Salud

Síguenos Google Noticias 
Equipo Prensa
Portal Red Salud