- Cirujanos maxilofaciales de la clínica Mora Pavic, explican que, mientras más joven sea el paciente, la recuperación y cicatrización se aceleran. También disminuye la probabilidad de complicaciones futuras, como caries, inflamaciones o infecciones.
Ubicadas en la parte posterior de la boca, las muelas del juicio –o terceros molares– son los últimos dientes que aparecen en un adulto. En su mayoría, las personas poseen cuatro (dos en la zona inferior y dos en la superior), pero se estima que un 25% de la población carece de al menos una de ellas y hasta un 10% no posee ninguna (básicamente por razones genéticas).
En un determinado caso –conocido como “muelas del juicio incluidas”– se requiere de intervención, pues los molares no tienen el espacio necesario para emerger ni crecer con normalidad. No solo pueden causar dolor o lesionar a otros dientes, sino también generar mayor riesgo de caries o enfermedad a las encías, como consecuencia de dificultades para llevar a cabo un óptimo proceso de limpieza.
La cirujana maxilofacial de la clínica Mora Pavic, Daniela Espinoza, explica que la extracción de las muelas del juicio es mucho más conveniente en edades tempranas (entre los 15 y los 25 años): generalmente los pacientes jóvenes se ven favorecidos por la plasticidad de sus huesos, además de ofrecer un potencial de recuperación y cicatrización más elevado.
“El principal beneficio de realizar la extracción de los terceros molares en pacientes jóvenes es prevenir futuras complicaciones. Por ejemplo, en el desarrollo de caries, por el impacto de los terceros molares en los segundos molares, y las dificultades de higiene que esta situación acarrea, evitando complicaciones inflamatorias que puedan generar infección”.
Denominada pericoronaritis, esta infección acarrea una inflamación en los tejidos blandos que rodean a un diente en proceso de erupción y es de común aparición cuando emergen los terceros molares entre los 20 y los 30 años. Su principal causa es una deficiente higiene oral y, de no tratarse, se puede extender en el tiempo de forma crónica. Esto también incidirá en la decisión de intervenir o no al paciente, sugiere la especialista.
Algunas manifestaciones habituales de este cuadro son: hinchazón en encías o sangrado en las mismas; dolor o inflamación en la mandíbula; mal aliento o sabor desagradable en la boca; dificultades para alimentarse o hablar. Sin embargo, el dolor no es el único factor que se evalúa al momento de planificar una extracción ya que la sintomatología no es siempre evidente.
La o el profesional también puede recomendar una cirugía para minimizar riesgos futuros asociados a la falta de espacio. Si bien es cierto que en algunos casos los terceros molares se alinean sin problemas detrás de los segundos molares, no en pocas personas los dientes están muy juntos para que las muelas del juicio se posicionen adecuadamente, advierte Espinoza.
En tanto el cirujano maxilofacial Mauricio Prada destaca que en muchos casos extraer las muelas del juicio en un adulto joven es más seguro, fácil y requiere menos recuperación. Esto se debe a que las raíces no están formadas por completo y el hueso de la mandíbula es menos denso.
Según la American Dental Association (Asociación Dental Estadounidense), es posible que se necesite una extracción si hay dolor en las muelas del juicio o cerca de ellas, repetidas infecciones en el tejido blando detrás del último diente inferior, quistes o sacos llenos de líquido, tumores, daño a los dientes cercanos, enfermedad de las encías o caries dentarias por todas partes.
No siempre es fácil decidir si se deben extraer las muelas del juicio por lo tanto el especialista advierte que es fundamental una guía profesional. La decisión se debería tomar tras la realización de una radiografía panorámica, a fin de orientar al paciente en el proceso, así como evaluar con exámenes físicos y de laboratorio las condiciones de salud para llevar a cabo la cirugía.
Los cirujanos de la clínica Mora Pavic detallan que, el tiempo de recuperación de una extracción varía entre cada paciente. En promedio, se recomienda no realizar actividad física entre cinco y siete días después de la cirugía, ya que esta ocasiona una inflamación en las mejillas que puede ir desde los tres a los seis días posteriores . Esto explica uno de sus impactos principales a nivel de la población: el ausentismo académico o laboral.