El verano es sinónimo de buen tiempo, vacaciones, playa, ríos, lagos y piscinas, pero algunas veces el calor puede jugarle una mala pasada a los más pequeños de la familia. Aquí van tips de cómo evitar esos potenciales problemas.
Durante los meses de verano los niños viven un período particular, debido a que los días son más largos, pueden disfrutar mucho más de la luz natural y de la libertad que da el calor para andar con ropa más liviana. El problema aparece cuando los niños menores de un año se enfrentan a temperaturas demasiado altas sin que los adultos a cargo tomen resguardos al respecto.
A saber, los golpes de calor pueden ser un gran problema para ciertos grupos de riesgo, dentro de los cuales están los niños menores de cinco años y, especialmente, quienes aún no cumplen un año. “Es necesario tener un cuidado especial con ellos en verano y período en que hay olas de calor, ya que sólo podemos ver su sintomatología sin que ellos puedan comunicarnos si tienen mucho calor o se sienten mal, para que –de esta manera- no sufran de problemas fisiológicos que no sólo pueden ser molestos, sino que peligrosos y potencialmente fatales”, afirma Paula Molina, químico farmacéutico de Farmacias Ahumada.
Según la Organización Mundial de la Salud, el verse expuesto a temperaturas mayores al promedio pueden comprometer la capacidad del cuerpo humano de regular su temperatura y, junto con ello, dar lugar a múltiples síntomas y patologías, entre las que cabe mencionar los calambres por calor, el agotamiento por calor, los golpes de calor y la hipertermia.
Para Molina, hay que estar muy alerta a los síntomas relacionados con los golpes de calor que “pueden ser mareos, vómitos, aumento de la temperatura corporal por sobre los 40 grados, dolor de cabeza y taquicardia, además de evidenciar una piel seca y muy caliente, fatiga y debilidad muscular, respiración superficial y rápida, o calambres musculares”.
Para evitar que esto ocurra, es necesario que los niños de menos de un año se mantengan correctamente hidratados (con agua y no sólo con leche materna, en el caso de que sigan amamantando) y vestirlos de manera acorde a la temperatura ambiente. Además, jamás se les debe dejar solos en un vehículo, se debe evitar la exposición por tiempos prolongados a temperaturas muy altas o la radiación solar directa, pues todo estos factores elevan el riesgo.
En caso de que, lamentablemente, un niño sufra de un golpe de calor, es necesario actuar de manera rápida, pues esto lo puede llevar incluso a la muerte. El Ministerio de Salud viene entregando recomendaciones claras y permanentes frente a esta situación, señalando las siguientes medidas:
– Colocar al niño acostado boca arriba a la sombra en un sitio fresco y ventilado.
– Soltarle la ropa y quitar las prendas innecesarias.
– Colocar en la cabeza, cara, cuello, nuca y pecho paños de agua fría (no hielo) y cambiarlas cuando se calienten.
– Si el pequeño está consciente y sin vómitos, darle de beber agua fría o una bebida isotónica. En el caso de inconsciencia, avisar de inmediato a emergencias e iniciar la reanimación cardiopulmonar, en caso de ser necesario.
La facultativa advierte que los especialistas son enfáticos en recomendar que no se debe sumergir al menor en agua helada, ni realizar friegas con alcohol, ya que esto podría generar un efecto de shock en su sistema. Por último, cuando el niño se recupere, es conveniente trasladarlo a un centro de salud para que los médicos lo evalúen y decidan otras medidas a tomar, en caso de ser necesario. La clave está es siempre estar pendiente de este grupo de riesgo.
Betsabé Flores Merino
Periodista Farmacias Ahumada
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