Representan el 2,8% del total de locales de la Región Metropolitana
Hace algunos años era común que las farmacias prepararan algunos de los medicamentos que consumían los usuarios a través de recetarios magistrales, es decir, preparando productos con características especiales para los pacientes, debido a que el mercado no lo tenía u ofrecía uno con otras cualidades.
Actualmente, solo 36 farmacias en la Región Metropolitana realizan esta actividad. En su mayoría son establecimientos pequeños, y entre todos representan el 2,8% de los locales farmacéuticos de la región.
Para el presidente del Colegio de Químicos Farmacéuticos, Mauricio Huberman, esta es una reducción significativa, ya que hasta hace algunos años «más de la mitad de las farmacias hacían estos recetarios». A su juicio, una de las razones que explican la baja es la aplicación de un reglamento del Instituto de Salud Pública de 2010 que colocó duras restricciones a esta práctica.
La normativa dice que las farmacias no podrán generar productos magistrales en las mismas dosis que el fármaco de referencia y además coloca una fecha de vencimiento de 40 días a todos estos productos. Según las farmacias, estas disposiciones impiden que los usuarios sigan sus tratamientos médicos usando estos productos, por lo que los han dejado de lado.
Así lo ve el presidente de la Asociación de Farmacias Independientes (AFFI CHILE), Héctor Rojas, quien califica el reglamento como una «aberración técnica», ya que muchos de los productos fabricados en las farmacias «son hechos a bases de sales, las que no tienen por qué perder su eficacia a temperatura normal».
Además, asegura que el reglamento apunta en dirección contraria al avance de la medicina, pues «cada vez se están fabricando más medicamentos a la medida (de las personas) y los laboratorios no los hacen».
Huberman cree que la vigencia de 40 días para estos productos es «arbitraria» y dice que fue una de las causas del desinterés de las farmacias por realizar esta actividad. Sin embargo, reconoce que las exigencias elevaron la calidad de los productos.
Uno de los establecimientos que dice haberse perjudicado con estas restricciones es Farmacias Daniela. Su químico farmacéutico, Fernando Inostroza, asegura que con el incremento en las exigencias «dejamos de fabricar el 70% de las cosas que elaborábamos», lo que derivó en pérdidas económicas similares.
Inostroza cuenta que esta actividad era «un beneficio para la gente, una de las formas que tenían las farmacias independientes para sobrevivir a la industria farmacéutica y funcionaba como regulador de precios».
Como ejemplo, pone el caso de la Azatioprina (remedio para enfermedades intestinales), que cuesta más de $70 mil, y que ellos fabrican sin lactosa para pacientes con intolerancia a esta sustancia, a un precio de $20 mil.
Además alegan que la aplicación del reglamento solo se discutió entre el ISP y la industria farmacéutica, sin la opinión de las farmacias, por lo que dicen que es «un traje a la medida» de este sector, pues incentivaría el consumo de medicamentos de grandes laboratorios.
Por ello los farmacéuticos se reunieron esta semana con las autoridades del ISP para plantear el problema y buscar una solución. En el organismo dicen que están abiertos a escuchar las observaciones, pero que cualquier cambio depende del Ministerio de Salud.
Fuente: www.elmercurio.com
Equipo Prensa Portal Red Salud