- Aproximadamente 837 millones de personas en el mundo viven con enfermedad renal crónica (ERC) , una cifra equivalente a la población de Europa.
- En Chile, más del 10% de la población padece algún grado de enfermedad renal crónica
- Realizarse pruebas sencillas de sangre y orina puede ayudar a detectar la enfermedad renal crónica a tiempo. Se estima que 1 de cada 3 personas tiene riesgo de desarrollarla, y un diagnóstico temprano puede marcar una gran diferencia en su calidad de vida.
Santiago de Chile, 13 de marzo de 2025 – En el Día Mundial del Riñón, celebrado este 13 de marzo, se hace un llamado urgente a la detección temprana de la enfermedad renal crónica (ERC), una condición que afecta aproximadamente 837 millones de personas en el mundo1. Los expertos señalan que con pruebas regulares y cambios en el estilo de vida, como una adecuada hidratación y una dieta equilibrada, es posible prevenir o ralentizar su progresión, mejorando significativamente la calidad de vida de los pacientes.
La ERC se presenta cuando los riñones pierden su capacidad de filtrar las toxinas y el exceso de líquidos de la sangre, lo que puede llevar a complicaciones graves, como la diálisis o la necesidad de un trasplante de riñón. La ERC es una enfermedad que avanza sin mostrar síntomas evidentes, lo que dificulta su diagnóstico en etapas tempranas.
Se estima que la ERC afecta aproximadamente 70.7 millones de personas en América Latina y de acuerdo con las estimaciones y prevalencias actuales se estima una prevalencia de más de 10% en la población, tanto chilena como regional.
Los factores de riesgo más comunes incluyen la diabetes, la hipertensión arterial, la obesidad y los antecedentes familiares. Para estas personas, realizar pruebas regulares es fundamental para detectar la enfermedad a tiempo; las principales herramientas de diagnóstico incluyen pruebas de sangre para medir la tasa de filtración glomerular (eGFR) y análisis de orina para evaluar la relación albúmina-creatinina (ACR). Estos estudios permiten identificar señales tempranas de daño renal y brindar la oportunidad de frenar o retrasar la progresión de la enfermedad.
Para personas con factores de riesgo, se recomienda realizar estos exámenes al menos una vez al año. Es importante destacar que estas pruebas son simples, rápidas y no invasivas, lo que las hace accesibles para todos. La tasa de filtración glomerular estimada (eGFR) mide qué tan bien sus riñones filtran los desechos de la sangre, mientras que la relación albúmina-creatinina (ACR) detecta la presencia de proteínas en la orina, un signo temprano de daño renal. Ambas pruebas son fundamentales para evaluar la salud de sus riñones y pueden realizarse durante un chequeo médico de rutina.
«El diagnóstico temprano de la enfermedad renal crónica puede hacer una gran diferencia en la vida de las personas. Nuestro objetivo es que más personas tengan acceso a pruebas simples y precisas, que les permitan cuidar mejor de su salud renal y tomar decisiones informadas junto a su médico», comentó Hélida Silva, Directora de Medical Affairs para América Latina en Siemens Healthineers.
Además de las pruebas de laboratorio, la prevención juega un papel fundamental en la salud renal. Mantener una alimentación balanceada, reducir el consumo de sal, evitar el uso excesivo de medicamentos sin prescripción y realizar actividad física regularmente son medidas clave para mantener la función de los riñones en óptimas condiciones. Expertos recomiendan, además, evitar el consumo excesivo de bebidas azucaradas y priorizar la hidratación con agua, ya que estos hábitos ayudan a reducir el riesgo de diabetes y hipertensión, dos de las principales causas de la enfermedad renal crónica.
Es igualmente importante mantener un peso saludable y evitar el tabaquismo, ya que tanto la obesidad como el hábito de fumar son factores de riesgo significativos para el desarrollo de enfermedades renales. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la American Kidney Foundation, estas medidas preventivas, junto con las mencionadas anteriormente, son fundamentales para reducir el riesgo de enfermedad renal crónica y mejorar la salud general.
El uso de analizadores automatizados de muestras de orina y tecnología de microscopía digital mejora la precisión diagnóstica y facilita la identificación de anomalías en la función renal. Estos avances permiten a los laboratorios clínicos ofrecer resultados rápidos y confiables, lo que se traduce en un mejor seguimiento para los pacientes.
Además de salvar vidas, la detección temprana de la ERC tiene un impacto positivo en la sostenibilidad de los sistemas de salud. Se estima que el costo global de la enfermedad renal crónica alcanzó los 1,2 billones de dólares en 2017, con proyecciones de que esta cifra aumente a 2,5 billones de dólares para 2030.