Ariadna Garros Académica Carrera de Enfermería Universidad de Las Américas, Sede Concepción
Con la llegada del otoño, se renueva la oportunidad de fortalecer las defensas de las personas ante enfermedades estacionales, especialmente respiratorias. La vacunación sigue siendo una de las herramientas más efectivas para prevenir brotes y proteger a los grupos más vulnerables.
Es importante saber que, tras cada cambio estacional, surgen condiciones propicias para la circulación de virus como el COVID-19, sincicial y otros patógenos similares. Aunque muchos países han avanzado en la inmunización contra el coronavirus, el monitoreo de nuevas variantes y la inoculación anual siguen siendo fundamentales. En este contexto, las vacunas combinadas o actualizadas, que protegen contra múltiples virus, representan una excelente opción para reforzar la protección.
Entre las primeras medidas a considerar está la preparación para la temporada de gripe, un virus que afecta a un gran porcentaje de la población. Aunque en algunos casos sus síntomas suelen ser leves, en otros pueden derivar en complicaciones graves, especialmente en personas mayores, niños pequeños, mujeres embarazadas y pacientes con enfermedades crónicas. Por ello, el antígeno contra esta enfermedad se actualiza todos los años para adaptarse a las cepas en circulación, aumentando así su efectividad.
En términos de factores de riesgo, es fundamental proteger a la población más vulnerable. La inmunización masiva no solo reduce la propagación de enfermedades, sino que también protege a quienes no pueden vacunarse debido a condiciones médicas específicas, como alergias graves o sistemas inmunitarios comprometidos.
Esto trae consigo otro beneficio clave: la reducción de la carga sobre los sistemas de salud. Durante el otoño e invierno, el aumento de enfermedades respiratorias genera un alza en la demanda de consultas médicas, atenciones de urgencia y hospitalizaciones. Una mayor cobertura de inmunización no solo disminuye el número de casos graves, sino que también permite optimizar los recursos, asegurando una mejor atención para quienes realmente lo necesitan, fortaleciendo así la capacidad de respuesta del sistema público.