Acompañar y cuidar a un paciente con cáncer: 7 claves para hacerlo con respeto, sentido y efectivo

Acompañar y cuidar a un paciente con cáncer

Acompañar a una persona con cáncer es mucho más que asistir a sus tratamientos o administrar medicamentos. Es un acto profundo de humanidad, empatía y compromiso que, desde la enfermería, se vive como una vocación que abraza todas las dimensiones del ser humano: física, emocional, social y espiritual.

Viviana Sarabia, académica de Enfermería de la U. Andrés Belo, sede Viña del Mar, comparte siete claves esenciales para brindar un acompañamiento significativo desde el cuidado con sentido, respeto y efectivo.

1.- Escucha activa y sin juicios

“A veces no hace falta decir nada, solo estar allí y sostener la emoción”, explica Sarabia. Escuchar con atención, sin interrumpir ni juzgar, permite que el paciente se sienta validado.

2.- Respeto por el proceso individual

Cada persona enfrenta el cáncer de forma única. “Acompañar es aceptar sin imponer”, señala la académica, destacando la importancia de no forzar tiempos ni emociones.

3.- Apoyo emocional constante

Un gesto simple como sostener la mano puede ser más poderoso que cualquier palabra. “La contención emocional es parte fundamental del cuidado”, afirma.

4.- Fomentar la autonomía

“El cáncer no debe anular la capacidad del paciente de tomar decisiones sobre su cuerpo y su vida”, enfatiza Sarabia. Empoderar es también cuidar.

5.- Información clara y adecuada

Evitar el lenguaje técnico y entregar datos comprensibles es clave. “Sin falsas expectativas ni alarmas innecesarias”, recomienda.

6.- Entorno seguro y digno

Desde la higiene hasta el trato amable, todo comunica cuidado. “Un ambiente cálido transmite seguridad y confianza”, dice la experta.

7.- Trabajo en equipo y red de apoyo

“El acompañamiento no es individual”, recuerda Sarabia, destacando que enfermería, médicos, psicólogos y familiares deben actuar en conjunto.

La enfermera detalla algunos consejos para quienes acompañan a un ser querido con cáncer: Infórmate responsablemente, permítete sentir, cuida tu salud física y emocional, evita minimizar o exagerar, habla con honestidad y amor, sostén la vida cotidiana, respeta los tiempos del paciente, acompaña sin invadir, celebra los logros, aunque sean pequeños, y busca apoyo, no estás solo/a.

Respecto a si es diferente acompañar a un niño, adulto o adulto mayor, la académica de la UNAB sostiene que “los niños necesitan seguridad, continuidad y amor. Usamos estrategias lúdicas para reducir el miedo y facilitar la expresión de emociones”.

A los adultos, los “acompañamos desde el respeto, dándoles espacio para tomar decisiones y mantener su autonomía”, dice y las personas mayores “requieren más paciencia y comprensión. El respeto por su historia de vida y dignidad es fundamental”, concluye.

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