Estudios internacionales –expuestos en una conferencia de Pacto Global Chile– muestran que los programas más efectivos incluyen cuatro componentes clave y pueden generar un retorno económico significativo a las organizaciones.
En Chile, el Instituto de Tecnología para la Innovación en Salud y Bienestar, de la Universidad Andrés Bello, diseñó la plataforma Decide Salud, que permite identificar factores de riesgo sanitarios a través del análisis de estilo de vida en entornos laborales.
La iniciativa, implementada para trabajadores del gremio de la salud, avanzará hacia el monitoreo de variables que puedan pesquisar tempranamente la probabilidad de cáncer, integrando su entorno y apoyando la reinserción laboral de la persona.
Las empresas pueden recuperar más de tres veces lo invertido en programas de bienestar para sus trabajadores al generar impactos tales como una mayor productividad y motivación, y un menor nivel de ausentismo. Así lo reveló un meta análisis presentado por el Instituto de Tecnología para la Innovación en Salud y Bienestar (ITiSB) de la Universidad Andrés Bello en una conferencia organizada por Pacto Global Chile.
A ello se suma evidencia clínica que reporta aumentos del 8,3% en actividad física y del 13,6% en el manejo del peso, confirmando que los beneficios abarcan tanto la salud individual como los resultados económicos y organizacionales.
En esta instancia, expertos destacaron la importancia de que las empresas impulsen mecanismos de prevención temprana y acceso a evaluaciones médicas dentro del entorno laboral, como un aporte concreto al cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible 3. Allí, la directora del ITiSB, la ingeniera Carla Taramasco, expuso los pormenores de 47 estudios realizados a escala global y el alcance de una plataforma chilena, denominada Decide Salud y que ha sido adoptada por el Colegio Médico.
“Cuando vemos ejemplos como de grandes compañías como Johnson & Johnson o los programas estatales en Estados Unidos, queda demostrado que las empresas pueden marcar la diferencia en prevención y detección temprana del cáncer. Esos modelos nos muestran que lo que se hace en el lugar de trabajo salva vidas”, señaló la investigadora, quien advirtió que a nivel local hay muchas empresas con la “voluntad” para impulsar iniciativas, pero carecen de datos para saber si estos efectivamente funcionan.
En el caso de la multinacional, su programa de bienestar se basó en los cinco pilares del CEO Cancer Gold Standard —educación sanitaria, prevención y detección temprana, maximización de resultados en pacientes, reducción de barreras y promoción del bienestar—. Gracias a esta estrategia, logró reducir la prevalencia del tabaquismo, aumentar en más de 15 puntos el consumo de frutas y verduras, disminuir el consumo de comida chatarra y, lo más relevante, elevar en más de un 40 % la tasa de detección de cáncer colorrectal entre sus trabajadores.
Mientras, a través de un programa financiado por los CDC, el Departamento de Salud Pública de Alabama implementó una iniciativa de detección de cáncer colorrectal en el lugar de trabajo. Incluyó educación y concienciación, acceso facilitado a pruebas, incentivos, seguimiento y apoyo organizacional. El resultado fue un 34,4 % de aumento en las tasas de detección de cáncer colorrectal, demostrando que los espacios laborales pueden ser una vía eficaz y sostenible para prevenir diagnósticos tardíos.
“La experiencia internacional es clara: invertir en bienestar laboral es rentable. Por cada 0,38 dólares invertido, las empresas recuperan 1,38 dólares respecto al monto inicial gracias a menos ausentismo, mayor productividad y trabajadores más sanos y motivados. Un lugar de trabajo saludable no se limita a la seguridad física. Implica también bienestar emocional, social y cultural, y eso solo se logra con liderazgo, compromiso y una medición constante del impacto”.
El ITiSB de la U. Andrés Bello es un centro especializado en el desarrollo de tecnologías para abordar necesidades reales de pacientes, adultos mayores y profesionales de la salud, mejorando directamente la calidad de vida y la eficiencia en la atención sanitaria. La entidad ha obtenido, en menos de tres años, más de $2 mil 700 millones en fondos, adjudicado 20 proyectos y publicado 70 artículos, teniendo además un importante rol en formación de capital humano avanzado para la salud digital.
Decide Salud: experiencia en Chile
En la jornada, Carla Taramasco, presentó Decide Salud, una plataforma digital que evalúa el bienestar de los trabajadores y proyecta avanzar en la detección temprana de enfermedades crónicas, entre ellas el cáncer, a través del monitoreo de factores de riesgo asociados al estilo de vida. Fue diseñada para adaptarse a diferentes entornos laborales en el ámbito sanitario, desde hospitales y servicios de salud hasta clínicas privadas.
Su objetivo es levantar información precisa sobre la condición de los trabajadores, generando mapas de riesgo que ayudan a prevenir la aparición de enfermedades como el cáncer, la diabetes o las patologías cardiovasculares. La herramienta se basa en indicadores fundamentales como la alimentación, la actividad física, el bienestar emocional y financiero, el consumo de sustancias, las relaciones sociales y consideraciones de género.
Con estas variables, la solución realiza un diagnóstico inicial a nivel corporativo e individual y luego establece planes de intervención adaptados a cada realidad, con monitoreo continuo durante seis a 12 meses, lo que permite observar la evolución de las medidas implementadas, corregir estrategias y asegurar que los programas de salud corporativa tengan un impacto medible y sostenible.
El sistema no se limita a entregar datos, sino que articula un proceso completo de gestión del bienestar. Primero, realiza una evaluación diagnóstica que combina encuestas digitales y métricas de salud; luego, propone planes de acción colectivos para toda la organización e intervenciones personalizadas cuando se detectan riesgos específicos, destacó la ingeniería y líder del ITiSB.
“Decide Salud no solo entrega información, sino que transforma los datos en acciones concretas. Cada organización puede medir su progreso, ajustar estrategias y asegurar que la prevención y el bienestar tengan un impacto real en sus trabajadores. Su potencial está en convertir la evaluación de riesgos en intervenciones personalizadas que mejoran la salud de los trabajadores y fortalecen la cultura de bienestar dentro de la empresa”.
Además de su uso preventivo, la solución ya explora una extensión hacia pacientes oncológicos y sus familias, ofreciendo acompañamiento durante el tratamiento y la reinserción laboral. De esta manera, Decide Salud busca convertirse en un puente entre la salud ocupacional, la atención médica y la calidad de vida. Con apoyo de convenios nacionales e internacionales, y en alianza con la Sociedad Chilena de Medicina del Estilo de Vida, la iniciativa se proyecta como un modelo de referencia en Latinoamérica, destacan desde ITiSB.
«Nuestra meta es aportar a que la detección temprana y la prevención de enfermedades se integren de manera permanente en la cultura empresarial y en la agenda de sostenibilidad en salud, en línea con la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, enfatizó la Dra. Taramasco.
Pilares del bienestar laboral
La OMS define un entorno laboral saludable como aquel en que trabajadores y directivos colaboran en un proceso de mejora continua para proteger y promover la salud, seguridad y bienestar, además de la sustentabilidad del ambiente de trabajo. Esta mirada integral ha llevado a que varios países, como Estados Unidos, adopten modelos de acreditación como el CEO Cancer Gold Standard, que no solo busca reducir factores de riesgo, sino también avanzar en detección temprana y acceso a tratamientos de calidad.
“Un lugar de trabajo saludable no se limita a la seguridad física. Implica también bienestar emocional, social y cultural, y eso solo se logra con liderazgo, compromiso y una medición constante del impacto. La experiencia internacional es clara: invertir en bienestar laboral es rentable. Por cada dólar invertido, las empresas recuperan más de uno gracias a menos ausentismo, mayor productividad y trabajadores más sanos y motivados”, dijo Taramasco.
La evidencia muestra que los programas más efectivos incluyen cuatro componentes clave: actividad física, gestión del peso y la dieta, apoyo emocional y de salud, e incentivos para la participación.
Estos pilares se sostienen en condiciones organizacionales específicas: liderazgo visible, una cultura de salud, estrategias de comunicación claras y medición basada en datos. Empresas como Johnson & Johnson han demostrado que implementar estos principios logra impactos concretos, como una reducción del tabaquismo y un aumento significativo en la detección de cáncer colorrectal entre sus trabajadores.
Otra experiencia destacada es el programa desarrollado por la American Cancer Society junto a la Universidad de Washington, que busca instalar prácticas basadas en evidencia dentro de grandes empresas. En su primer año, se observó un aumento significativo en políticas y acciones preventivas: lugares de trabajo 100 % libres de humo, mayor disponibilidad de alimentos saludables, acceso a actividad física y un incremento del 30 % en programas de detección de cáncer de mama, cuello uterino y colorrectal.
“Los programas de bienestar no son un gasto: son una inversión estratégica. Cuando se integran en la cultura laboral, mejoran la productividad, la motivación y, al mismo tiempo, salvan vidas. La evidencia internacional y nuestra experiencia local muestran que implementar pilares sólidos de bienestar laboral genera beneficios medibles para los trabajadores y las empresas, consolidando la prevención como un componente central de la gestión organizacional”, concluyó la investigadora del ITiSB (Por: Luis Francisco Sandoval. Agencia Sandoval & Meirovich Comunicaciones).
Foto: Imagen IA Chat GPT.