Chile enfrenta un fenómeno que está transformando la comprensión del autismo: mientras las cifras de diagnóstico duplican los promedios mundiales, cada vez más adultos descubren que son autistas después de los 30, 40 o incluso 50 años.

Según la Encuesta Nacional de Discapacidad y Dependencia de 2022, en Chile hay 44.594 adultos con autismo. Sin embargo, estudios recientes basados en prevalencias internacionales estiman que la población total con TEA en el país podría alcanzar cerca de 290 mil personas considerando todas las edades. La mayoría de los adultos recibió su diagnóstico tardíamente, muchos después de años viviendo con diagnósticos erróneos como depresión endógena o trastornos de personalidad, particularmente en el caso de las mujeres. Este aumento multifactorial en los diagnósticos no solo refleja una mayor capacidad de detección, sino también un cambio fundamental en cómo entendemos esta condición neurobiológica.

«Estamos presenciando un cambio de paradigma. Durante décadas, el autismo fue comprendido como una condición exclusivamente infantil, cuando en realidad estamos hablando de una condición que acompaña a la persona a lo largo de toda su vida. El problema es que nuestros sistemas educativo, sanitario y laboral no están preparados para acompañar esa trayectoria completa», explica Paulina Arriagada, psicóloga y co-directora del Diploma en Autismo a lo largo del ciclo vital de la Universidad Complutense de Madrid.

Si bien el escenario normativo es auspicioso con la promulgación de la Ley de Autismo en 2022 y la Ley de Inclusión Escolar, aún se presentan grandes desafíos para aquellos profesionales que no solo buscan cumplir con la ley, sino implementar prácticas efectivas que reconozcan las necesidades específicas de cada etapa vital.

«La inclusión laboral de personas autistas sigue en etapas muy iniciales. Las políticas tienden a centrarse en discapacidades físicas visibles, mientras que muchas personas autistas quedan excluidas del mercado. No se trata solo de diagnosticar, sino de contar con profesionales que sepan cómo acompañar en cada momento de la vida», señala Arriagada.

Marcela Villegas, educadora diferencial experta en autismo, confirma esta problemática: «Hoy se está diagnosticando a adultos que tuvieron una infancia diversa y que, gracias a los conocimientos actuales, sabemos que eran niños autistas no diagnosticados. Los desafíos varían según la etapa: en la infancia es el diagnóstico oportuno, en la etapa escolar es participar en escuelas que no flexibilizan, en la adolescencia aparece el impacto en salud mental y en la adultez, el gran desafío es la inclusión laboral», explica.

Segunda apuesta formativa desde España

En ese contexto, la Universidad Complutense de Madrid ha diseñado un programa de formación continua especialmente adaptado a la realidad chilena. Se trata del Diploma en Autismo a lo largo del ciclo vital, que se impartirá de manera virtual sincrónica a partir de noviembre, dirigido a profesionales de educación, salud y trabajo social.

Esta es la segunda vez que la universidad española desarrolla programas de capacitación para profesionales chilenos. Tras la especialización en Gestión Estratégica de la Diversidad e Inclusión para Entornos Laborales, ahora responde a una demanda creciente de formación especializada en autismo.

«Este programa proporciona a los profesionales una mirada de trayectoria completa, no fragmentada por etapas. La Complutense tiene una fortaleza: mirar el autismo como condición neurodivergente desde una perspectiva biopsicosocial. Esto significa comprender cómo el autismo se expresa en cada momento de la vida y que son los entornos los que deben adaptarse a las personas, no al revés», explica Arriagada.

La psicóloga advierte que los cambios culturales no ocurren de un día para otro. «Las políticas públicas solo tienen sentido cuando se materializan en acciones concretas: en el aula, en la consulta clínica, en la oficina de recursos humanos. Para lograr resultados significativos es crucial contar con capacitación adecuada. No basta con buenas intenciones, necesitamos profesionales preparados para hacer esos cambios posibles», concluye.

El programa de formación continua de la UCM se inicia el 8 de noviembre. 

Google News Portal Red Salud

Síguenos Google Noticias 
Equipo Prensa
Portal Red Salud