• Para los especialistas, el apoyo socio-emocional-afectivo hacia los menores entregado por figuras significativas en su crianza es el principal factor protector en el desarrollo psicológico cuando un niño no crece de manera adecuada, ya sea por problemas de nutrición, hormonales o factores ambientales.
 
Santiago–noviembre de 2025.- El crecimiento durante la niñez no siempre sigue un ritmo uniforme, y cuando se presenta un retraso en la estatura, el impacto emocional puede ser significativo. Socialmente, advierten algunos especialistas, la talla baja es considerada frecuentemente como una causa de estrés psicosocial para el niño y la niña; y un factor limitante de su futuro éxito social y profesional, especialmente en los varones.
En este contexto, el rol de los padres, madres y cuidadores se vuelve esencial para fortalecer la autoestima, seguridad y confianza de los menores. Para Mario Solervicens, psicólogo de Endoplus, “la calidad del vínculo es esencial. El apoyo emocional entregado por las figuras significativas como los padres, madres o cuidadores es el principal factor protector en el desarrollo psicológico de niños y adolescentes porque cuando un niño no crece de manera adecuada, ya sea por problemas de nutrición, hormonales o factores ambientales, puede experimentar dificultades en varios aspectos, así como en su desarrollo emocional y social”, advierte.
Este respaldo, plantea el especialista, se traduce en un vínculo del tipo seguro o apego seguro, caracterizado por una comunicación respetuosa, amorosa y con límites claros, que permite que los menores se sientan validados y acompañados en su proceso de desarrollo.
Además, Solervicens subraya la importancia del ejemplo en la crianza. “Los niños aprenden observando. Si como adultos pedimos que se reduzca el uso de pantallas, pero pasamos horas frente al celular, estamos enseñando lo contrario. La coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos es fundamental”, señala.
Principales recomendaciones para padres y cuidadores:
  • Reconocer el impacto emocional: Estar atentos a signos de ansiedad, estrés o tristeza permite intervenir a tiempo.
  • Estar presentes en la medida de lo posible: La contención emocional y el acompañamiento constante son pilares para que los niños se sientan seguros y confiados.
  • Modelar buenos hábitos: La coherencia entre lo que se dice y lo que se hace fortalece el aprendizaje.
  • Fomentar el apego seguro: Escuchar, validar emociones y establecer límites amorosos fortalece la autoestima.
  • Promover la participación y rutinas saludables: Alimentación equilibrada, actividad física y descanso adecuado son fundamentales para el desarrollo integral.
  • Fomentar la comunicación abierta: Enseñar a enfocarse en las habilidades y logros, sin descuidar los puntos vulnerables. Fomentar la empatía y la comprensión.
  • Buscar ayuda profesional en caso de ser necesario.
“El proceso de crecimiento, especialmente cuando presenta desafíos como la talla baja, requiere una mirada integral que combine el cuidado físico con el apoyo socio-emocional-afectivo para la construcción de una identidad segura y resiliente. En este camino, el rol de los padres, madres y cuidadores es insustituible y marcan la diferencia”, manifiesta el especialista.
Otra sugerencia es acudir a los controles de manera periódica para evaluar a los niños y adolescentes para detectar si están creciendo de manera adecuada tanto en lo físico, como en el aspecto nutricional de acuerdo con su edad y sexo. Asimismo, si existen dudas, se puede ir a control con el especialista de endocrinología pediátrica.

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Equipo Prensa
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