Con el lema “Superar las disrupciones, transformar la respuesta al SIDA”, la campaña mundial contra el VIH-SIDA en 2025 nos recuerda que esta infección, lejos de desaparecer, sigue siendo tan relevante como cuando surgió. Por ello, los países deben redoblar sus esfuerzos para cerrar las brechas persistentes en el diagnóstico temprano, el acceso a la profilaxis preexposición (PrEP) y el tratamiento oportuno de la enfermedad avanzada.
A nivel global se estima que en 2024 se infectaron 1,3 millones de personas con VIH, lo que representa un 61% menos que en 1996, año en que se alcanzó el peak histórico. Esta reducción refleja un descenso progresivo en el mundo, sin embargo, en América Latina se observó un aumento cercano al 9% entre 2010 y 2023, lo que evidencia la urgente necesidad de reforzar políticas públicas enfocadas en la prevención.
En Chile el comportamiento de la epidemia ha mostrado un aumento sostenido desde 2010, seguido de una estabilización y, más recientemente, una disminución en los nuevos diagnósticos. Hasta 2023, se estimaba que 91.000 personas vivían con VIH en el país, de las cuales un 85% son hombres y un 15% mujeres, en su mayoría adultos jóvenes en edad reproductiva y laboral. Nuestro país presenta una epidemia concentrada, es decir, con prevalencia elevada en poblaciones clave.
Durante 2024 se notificaron 4.327 casos confirmados, una disminución respecto a los 5.401 reportados en 2022. Este descenso ha sido interpretado como resultado de estrategias combinadas de prevención, como la implementación de la PrEP, el autotest y otras intervenciones. No obstante, preocupa que ONUSIDA haya advertido de un recorte histórico en la financiación mundial en 2025, lo que podría revertir años de avances.
Es esencial que las políticas públicas aseguren la continuidad de las estrategias preventivas, incluyan educación sexual integral desde edades tempranas y fortalezcan la protección de las poblaciones más vulnerables que siguen siendo mujeres, niñas y personas LGBTQ+. Proteger el progreso alcanzado exige voluntad política sostenida y un compromiso con la equidad en salud.
Maricela Pino Directora Escuela de Obstetricia y Puericultura Universidad de Las Américas






















