La criptorquidia, o testículos no descendidos, puede parecer un problema menor en la infancia, pero sus consecuencias en la adultez —como la infertilidad y el cáncer testicular— son graves y evitables. Estar atentos desde los primeros meses de vida, consultar a tiempo y garantizar el acceso oportuno a una cirugía segura puede marcar una diferencia decisiva en la salud futura de miles de niños. Se requiere mayor compromiso del sistema de salud para no seguir postergando soluciones que sí están al alcance.
AGOSTO, 2025.- A veces, lo que parece un detalle sin importancia puede convertirse en una amenaza real para el futuro de un niño. Así ocurre con la criptorquidia, una condición que en Chile afecta aproximadamente al 3% de los recién nacidos a término y al 1% de los niños de un año (en prematuros, la prevalencia puede ser aún mayor, llegando hasta un 30%) y que muchas veces pasa desapercibida en los primeros meses de vida, pero que —si no se trata a tiempo— puede dejar huellas profundas en la adultez.
“Cada día que pasa un niño con criptorquidia sin ser operado es una oportunidad que se pierde. Es una enfermedad silenciosa, pero con consecuencias muy reales”, advierte el Dr. José Manuel Escala*, fundador y presidente de la Corporación Renal Infantil MATER. Y es que, más allá de lo que se ve, esta patología está directamente relacionada con dos grandes riesgos: el cáncer testicular y la infertilidad.
Según la evidencia científica, los niños que no reciben una cirugía correctiva antes de los dos años tienen hasta ocho veces más riesgo de desarrollar cáncer testicular en la adultez que aquellos que son intervenidos a tiempo. Pero eso no es todo. “En uno de los operativos quirúrgicos que realizamos en el sur, me tocó operar a tres niños de sobre nueve años con criptorquidias bilaterales (ambos testículos no descendidos). No me cabe ninguna duda de que dos de esos tres no van a poder ser padres”, lamenta el Dr. Escala. Preocupación no menor si se toma en cuenta que la criptorquidia bilateral representa un 25% de los casos de criptorquidia.
¿Qué deben saber los padres?
El diagnóstico precoz es clave. La criptorquidia se detecta mediante un examen físico que debiera realizarse en los primeros controles pediátricos. Se trata de verificar que ambos testículos estén descendidos y localizables dentro del escroto.
“El primer examen lo hace el neonatólogo al nacer. Pero es fundamental que los pediatras y los padres sigan observando. Si a los seis meses un testículo no se palpa en el escroto, eso ya debe encender una alerta”, señala el Dr. Escala.
Para asegurar que todo esté en orden, los padres pueden seguir estos consejos en casa:
– Revisar de forma periódica durante el baño o cambio de ropa si ambos testículos están presentes en el escroto.
– Consultar de inmediato si uno o ambos testículos no se sienten al tacto, si el escroto parece vacío o asimétrico, o si alguna zona parece inflamada sin causa evidente.
– No asumir que el problema se resolverá “solo con el tiempo”.
Hay que tomar en cuenta que “el testículo no descendido no baja por sí solo después de los seis meses. Esperar más allá del primer año es exponer al niño a un daño innecesario”, enfatiza el Dr. Escala.
La solución es quirúrgica y se llama orquidopexia. “Es una cirugía breve, ambulatoria y con muy baja tasa de complicaciones cuando se hace a tiempo y en centros especializados”, comenta el médico. Idealmente, esta operación debiera realizarse antes de los 18 meses, para asegurar la salud futura del niño.
Una urgencia con rostro de niño
Dada la relevancia que tiene el diagnóstico y tratamiento oportuno, desde hace 29 años, la Corporación Renal Infantil MATER ha puesto esta urgencia en el centro de su misión, llegando con operativos médico-quirúrgicos a cientos de hospitales en todas las regiones del país. Gracias a esta labor sostenida, miles de niños han podido acceder a un diagnóstico precoz y a tratamientos que han cambiado su futuro.
En 2024, MATER dio un paso más con la creación del programa “Creciendo sin espera”, una iniciativa público-privada que busca eliminar la lista de espera quirúrgica por patologías urológicas y nefrológicas infantiles no GES en todo Chile. A través de este programa —en alianza con los Servicios de Salud locales— se ha logrado resolver en pocos días lo que en el sistema tradicional puede demorar años.
Pero la misión no se detiene en los pabellones. En su Centro de Diagnóstico, ubicado en la comuna de San Miguel, se preocupan de brindar la atención especializada que este tipo de casos necesita para una rápida resolución. Asimismo, en su compromiso por visibilizar esta realidad, MATER ha llevado el tema incluso hasta la Comisión de Salud del Senado, donde ha expuesto la urgencia de priorizar el tratamiento oportuno de este tipo de patologías infantiles, que al no ser de riesgo vital quedan rezagadas de la planificación de los hospitales.
“La cirugía precoz no solo protege la fertilidad futura, sino que también reduce drásticamente el riesgo de cáncer testicular”, concluye el Dr. José Manuel Escala. Se debe considerar, que diversos estudios muestran que en pacientes con criptorquidia el riesgo de cáncer testicular aumenta entre 4 y 10 veces. De esos tumores derivados de testículos criptorquídicos, aproximadamente el 65 % corresponden a seminomas, lo que refuerza que esta histología es la más frecuente en este contexto.
La experiencia de MATER es clara: con voluntad, colaboración y compromiso se puede hacer una diferencia concreta. Pero se necesita más conciencia, más educación y más decisiones públicas que prioricen la salud de la infancia. Porque crecer sin espera… es crecer con futuro.
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