Un examen de perfil lipídico no es sólo cifras. Aprender a interpretarlas es clave para cuidar el corazón sin etiquetar el colesterol como “bueno” o “malo” de forma absoluta.
En la consulta médica, pocas veces un papel genera tantas dudas como el examen de perfil lipídico. Cifras, rangos de referencia, letras como HDL o LDL, y hasta abreviaturas nuevas como ApoB o Lipoproteína. La pregunta suele ser la misma: “¿Está bien o está mal mi colesterol?”.
En el Día Mundial contra el Colesterol, es fundamental entender y saber interpretar estos datos. ¿Qué nos dicen realmente los resultados de un perfil lipídico? Y más importante aún, ¿por qué el colesterol no es tan simple como “bueno” o “malo”? Magdalena Galarce, médica de familia de Farmacias Ahumada, explica cómo interpretar estos análisis y cómo mantenerlos bajo control para reducir los riesgos de enfermedades cardiovasculares.
El colesterol es un componente esencial para nuestro cuerpo. Forma parte de las membranas celulares, es necesario para producir hormonas y vitamina D, y participa en la digestión de las grasas. “El colesterol no es un enemigo en sí mismo; de hecho, es fundamental para el organismo. El problema aparece cuando sus niveles se desbalancean y se mantienen así en el tiempo”, señala la profesional.
HDL, LDL y algo más
Cuando te realizas un examen de perfil lipídico, lo que estás viendo son niveles de diferentes tipos de grasas o lípidos en la sangre. Una de las cosas que mide es el colesterol total que, como bien dice su nombre, mide la suma del colesterol en la sangre. Por otro lado, está el LDL, que son lipoproteínas de baja densidad y que tiende a acumularse en las arterias, por eso es considerado como el colesterol “malo”. También tenemos las lipoproteínas de alta densidad o el HDL, que ayuda a transportar el colesterol hacia el hígado para ser eliminado, por lo que no es nocivo y es considerado como el colesterol “bueno”.
Además, están los triglicéridos, cuya principal función es almacenar el exceso de calorías consumidas que el cuerpo no necesita de inmediato, convirtiéndolas en grasa y depositándolas en las células adiposas. En este caso, sus niveles elevados pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y pancreatitis.
Por esto, el examen de colesterol debe ser visto como una fotografía de la salud arterial. “Es importante asegurarse que el examen sea tomado con 8 a 12 horas de ayuno y evitar el consumo de alcohol entre 24 y 48 horas previas al examen” indica la doctora. Asimismo, enfatiza que “los exámenes no deben ser interpretados de manera aislada. Deben mirarse junto al perfil global: edad, antecedentes, presión arterial, glicemia, peso y hábitos de vida. Es un conjunto lo que determina el riesgo cardiovascular. Es distinto, por ejemplo, si la persona tiene otros factores asociados como hipertensión, diabetes o antecedentes familiares”.
Los resultados del examen nos entregan valores normales o de referencia y, generalmente, nos indican si el resultado es óptimo, está sobre el límite, está alto o muy alto. En caso de que los análisis arrojen niveles más altos de los rangos normales, es necesario consultar a un médico para que pueda realizar una correcta interpretación y tratamiento, de ser necesario.
Panorama nacional
La más reciente Encuesta Nacional de Salud en Chile muestra una prevalencia de casi el 28% en el colesterol total alto y más del 52% cuando hablamos del colesterol LDL, datos que reflejan una tendencia creciente que, si no se controla, podría traducirse en un aumento de los casos de enfermedades cardiovasculares, las cuales ya representan la principal causa de muerte en el país.
“Lo más delicado es que muchas veces el colesterol alto no da síntomas. Por eso es fundamental realizarse controles anuales, especialmente después de los 40 años, o antes si existen factores de riesgo”, apunta Galarce.
La buena noticia es que hay mucho que hacer para mantener el colesterol bajo control. Hábitos como una alimentación equilibrada baja en grasas saturadas, actividad física regular, evitar el tabaco y el alcohol son pilares básicos. En casos donde la dieta y el ejercicio no son suficientes, la indicación de medicamentos -como las estatinas- puede ser necesaria. “Éstos cumplen un rol fundamental, siempre bajo la supervisión médica y el compromiso del paciente para seguir el tratamiento indicado”, recalca la profesional.
En definitiva, el colesterol no es un simple número; es un indicador dinámico, que debe entenderse en contexto y manejarse con una mirada integral. En este Día Mundial contra el Colesterol, el mensaje de la doctora es claro: no quedarse con la etiqueta de “bueno” o “malo”, sino comprender el cuadro completo y actuar a tiempo. “Más que asustarnos con los resultados, debemos verlos como una oportunidad para cuidar nuestra salud. El colesterol no es un castigo, es una señal que nos invita a actuar a tiempo, porque cuando se trata del corazón, la mejor medicina siempre será la prevención”, sentencia.