La Fundación Arturo López Pérez (FALP), en colaboración con la Universidad de La Frontera (UFRO) y la Universidade Cruzeiro do Sul (UNICSUL), lideran un estudio que busca medir el impacto del entrenamiento de fuerza en mujeres con cáncer de mama bajo tratamiento. El proyecto, denominado “Prehabilitación basada en entrenamiento de fuerza en mujeres con cáncer de mama bajo tratamiento neoadyuvante: de los mecanismos moleculares a los beneficios clínicos (NEO STRONG)”, representa un avance significativo en la comprensión del ejercicio como herramienta terapéutica complementaria.
Este ensayo clínico controlado aleatorizado, actualmente en desarrollo, tiene como objetivo evaluar los efectos de la prehabilitación —es decir, la preparación física antes de la cirugía— mediante entrenamiento de fuerza, en comparación con la atención habitual.
Sportlife contactó a Javiera Cortés, kinesióloga de FALP, quien participa en este estudio y nos informa que los datos preliminares muestran que las mujeres que realizan entrenamiento de fuerza durante el tratamiento logran preservar mejor su masa muscular y tolerar de manera más favorable la quimioterapia, lo que podría traducirse en una recuperación postoperatoria más rápida y con menor deterioro funcional.
“La prehabilitación permite preparar el cuerpo y sobre todo la mente para enfrentar de mejor manera el tratamiento y la cirugía. No se trata solo de mejorar la fuerza, sino de potenciar la capacidad de resiliencia física y emocional de cada paciente. Desde la observación clínica, se nota que las pacientes se sienten mejor física y emocionalmente. Algo muy valioso es que se crea un sentido de comunidad entre ellas”, destaca Cortés.
Este estudio está liderado en Chile por el Dr. Gabriel Nasri Marzuca Nassr, del Departamento de Ciencias de la Rehabilitación de la Universidad de La Frontera, y cuenta con la colaboración de la Universidade Cruzeiro do Sul (Brasil) y la Fundación Arturo López Pérez (FALP), con financiamiento de la Fundación de amparo y pesquisa del Estado de São Paulo (FAPESP, 2022/09341-4) y la Universidad de La Frontera (UFRO, FPP22-0016).
“Las mujeres con cáncer de mama, producto del cáncer y su tratamiento, disminuyen su masa muscular y fuerza. Los resultados preliminares de nuestro estudio demuestran que el entrenamiento de fuerza de manera progresiva y con supervisión desarrollado 16-20 semanas antes de la cirugía mamaria, logra aumentar la masa muscular y la fuerza en mujeres con cáncer de mama. Sumado a lo anterior, las pacientes logran tolerar de mejor manera su tratamiento de quimioterapia”, destaca Marzuca.
Una de cada cinco personas confirma que el ejercicio fue clave en la recuperación
Con motivo del Mes de la Prevención del Cáncer de Mama, Sportlife realizó una encuesta, en la que participaron 142 de nuestros alumnos, para conocer las percepciones sobre el impacto del ejercicio en la salud y la prevención de enfermedades.
Los resultados revelan que más de la mitad (53%) de los encuestados considera que la práctica regular de actividad física puede ayudar a prevenir enfermedades como el cáncer de mama, aunque un 30% aún no lo tiene claro, lo que evidencia la necesidad de seguir educando sobre los beneficios del movimiento para la salud integral.
Asimismo, el 99% de los participantes afirmó que entrenar en el gimnasio contribuye “mucho” o “muchísimo” a su bienestar físico y emocional, confirmando el rol del ejercicio como herramienta de equilibrio físico y mental.
El sondeo también mostró que 1 de cada 5 personas ha vivido una experiencia cercana en la que el ejercicio fue parte del proceso de recuperación del cáncer de mama —ya sea de manera propia (11%) o de alguien cercano (9%)—, lo que refuerza su valor en las etapas de rehabilitación.
En cuanto a las barreras que dificultan que más personas con antecedentes o en tratamiento se mantengan activas, el 56% mencionó el desconocimiento, seguido por el miedo a lesiones (26%) y la falta de tiempo (18%).
Por último, respecto a la supervisión profesional, la mayoría coincidió en la importancia de entrenar con acompañamiento especializado: 24% cree que debe hacerse siempre, y 30% al menos en la primera etapa del proceso.
Estos resultados reflejan una alta valoración del ejercicio como pilar de bienestar y prevención, pero también la oportunidad de seguir promoviendo la educación y acompañamiento especializado para que más personas puedan experimentar sus beneficios de manera segura.
























