La expresión “eres tan narciso” se ha vuelto común en conversaciones cotidianas, pero ¿qué significa realmente ser narcisista? ¿Es solo una actitud egocéntrica o puede tratarse de un trastorno psicológico que afecta profundamente la vida de una persona?
Valentina Morales, directora de la Clínica de Atención Psicológica (CAPSI) de la Universidad Andrés Bello, sede Concepción, entrega claves para comprender este fenómeno en el marco de la conferencia “El analista trabajando: El narcisismo en la clínica contemporánea”, organizada por CAPSI como parte de sus actividades de vinculación con el medio.
¿Qué es el narcisismo?
Según la académica, el narcisismo corresponde a una etapa natural del desarrollo emocional, en la que el individuo dirige su amor hacia sí mismo. “Es una fase temprana en la vida, donde el niño aún no distingue claramente entre sí mismo y el mundo exterior. Esta etapa es la base del amor propio y es necesaria para construir la autoestima”, explica Morales.
Sin embargo, en algunos casos, las vivencias infantiles hacen que el narcisismo se vuelva excesivo o rígido, y puede transformarse en una característica de la personalidad que afecta las relaciones con los demás. “A esto le llamamos un desarrollo patológico del narcisismo”, advierte.
Rasgos de la personalidad narcisista
Morales detalla que las personas con rasgos de esta personalidad suelen mostrar una necesidad constante de admiración, dificultades para empatizar con los sentimientos de los demás, una creencia exagerada de su importancia, gran sensibilidad a la crítica y una tendencia a manipular o controlar a otros para mantener su imagen.
“No existe evidencia que indique que esto afecte más a hombres o mujeres, pero sí se puede manifestar de formas distintas según el género”, señala la experta. En niños, el narcisismo puede ser parte del proceso normal de formación de identidad, pero se considera problemático si persiste o se intensifica en la adultez.
Las consecuencias de la personalidad narcisista se reflejan principalmente en las relaciones interpersonales. “Estas personas buscan validación constante de su importancia, más que una conexión genuina con el otro”, explica. En el ámbito laboral, pueden tener dificultades para trabajar en equipo, aceptar críticas o reconocer errores, lo que genera aislamiento, frustración y conflictos frecuentes.
¿Qué origina esta personalidad?
La psicóloga indica que el origen del narcisismo puede estar en experiencias tempranas de carencia afectiva o sobrevaloración. “Hay padres que devalúan y critican constantemente, o idealizan excesivamente al niño. El narcisismo excesivo puede ser una estrategia que la persona ha creado para protegerse del dolor emocional, creando una imagen idealizada y poderosa de sí mismo”, afirma.
Agrega que el tratamiento depende de cada persona y su evaluación clínica. “Podemos explorar el origen de la autoimagen narcisista, reconectar al paciente con sus emociones, fomentar la empatía y la capacidad de vincularse con otros, o trabajar las defensas que sostienen la imagen idealizada”, concluye.
La expresión “eres tan narciso” se ha vuelto común en conversaciones cotidianas, pero ¿qué significa realmente ser narcisista? ¿Es solo una actitud egocéntrica o puede tratarse de un trastorno psicológico que afecta profundamente la vida de una persona?
Valentina Morales, directora de la Clínica de Atención Psicológica (CAPSI) de la Universidad Andrés Bello, sede Concepción, entrega claves para comprender este fenómeno en el marco de la conferencia “El analista trabajando: El narcisismo en la clínica contemporánea”, organizada por CAPSI como parte de sus actividades de vinculación con el medio.
¿Qué es el narcisismo?
Según la académica, el narcisismo corresponde a una etapa natural del desarrollo emocional, en la que el individuo dirige su amor hacia sí mismo. “Es una fase temprana en la vida, donde el niño aún no distingue claramente entre sí mismo y el mundo exterior. Esta etapa es la base del amor propio y es necesaria para construir la autoestima”, explica Morales.
Sin embargo, en algunos casos, las vivencias infantiles hacen que el narcisismo se vuelva excesivo o rígido, y puede transformarse en una característica de la personalidad que afecta las relaciones con los demás. “A esto le llamamos un desarrollo patológico del narcisismo”, advierte.
Rasgos de la personalidad narcisista
Morales detalla que las personas con rasgos de esta personalidad suelen mostrar una necesidad constante de admiración, dificultades para empatizar con los sentimientos de los demás, una creencia exagerada de su importancia, gran sensibilidad a la crítica y una tendencia a manipular o controlar a otros para mantener su imagen.
“No existe evidencia que indique que esto afecte más a hombres o mujeres, pero sí se puede manifestar de formas distintas según el género”, señala la experta. En niños, el narcisismo puede ser parte del proceso normal de formación de identidad, pero se considera problemático si persiste o se intensifica en la adultez.
Las consecuencias de la personalidad narcisista se reflejan principalmente en las relaciones interpersonales. “Estas personas buscan validación constante de su importancia, más que una conexión genuina con el otro”, explica. En el ámbito laboral, pueden tener dificultades para trabajar en equipo, aceptar críticas o reconocer errores, lo que genera aislamiento, frustración y conflictos frecuentes.
¿Qué origina esta personalidad?
La psicóloga indica que el origen del narcisismo puede estar en experiencias tempranas de carencia afectiva o sobrevaloración. “Hay padres que devalúan y critican constantemente, o idealizan excesivamente al niño. El narcisismo excesivo puede ser una estrategia que la persona ha creado para protegerse del dolor emocional, creando una imagen idealizada y poderosa de sí mismo”, afirma.
Agrega que el tratamiento depende de cada persona y su evaluación clínica. “Podemos explorar el origen de la autoimagen narcisista, reconectar al paciente con sus emociones, fomentar la empatía y la capacidad de vincularse con otros, o trabajar las defensas que sostienen la imagen idealizada”, concluye.
























