Un reciente estudio realizado con láseres que detectan fragmentos de plástico en botellas de agua de 1 litro ha revelado una alarmante conclusión: cada botella puede contener hasta 240,000 partículas plásticas, lo que representa hasta 100 veces más de lo que se había encontrado en estudios previos. Esta investigación, centrada en botellas de agua de marcas propias de supermercados en Estados Unidos, destaca la creciente preocupación por la presencia de microplásticos en el agua embotellada y sus potenciales efectos sobre la salud humana y el medio ambiente.
El análisis de las botellas de agua descubrió que, aunque solo se pudo identificar el 10% de las nanopartículas presentes, se encontraron tipos de plásticos como el polietileno tereftalato (PET), el material más utilizado en la fabricación de las botellas. Los investigadores advierten que cantidades similares de microplásticos podrían estar presentes en el agua embotellada en todo el mundo, lo que plantea riesgos potenciales no solo para la salud de los consumidores, sino también para el entorno.
El estudio no solo resalta la cantidad de partículas plásticas en el agua, sino también los riesgos que estas representan para la salud. La pequeña dimensión de estas partículas aumenta su capacidad de penetrar las barreras intestinales, placentarias e incluso la barrera hematoencefálica, lo que genera preocupaciones sobre su impacto biológico. Un estudio realizado por la Universidad de Ottawa en Canadá reveló la alarmante presencia de microplásticos en la placenta humana, lo que sugiere que estos contaminantes pueden afectar el desarrollo fetal y poner en riesgo la salud de los embarazos.
En Chile, la situación de la contaminación por plásticos es igualmente grave. El país acumula alrededor de 25,000 toneladas de residuos plásticos anualmente, siendo el 40% de ellas botellas, convirtiéndose en el país latinoamericano con mayor acumulación per cápita de plásticos. Esta alta concentración de residuos, en gran parte generados por envases plásticos de un solo uso como las botellas de agua, ha puesto a Chile en una posición crítica, no solo por el impacto ambiental, sino también por las repercusiones en la salud pública.
Claudio Brinkmann, Co-Fundador y CEO de Maihue, una empresa innovadora que promueve soluciones de agua purificada mediante dispensadores, destaca que es imperante abordar las ineficiencias de la industria del agua. «Frente a esta problemática, diversas iniciativas buscan reducir la dependencia de botellas de plástico. En este sentido, la tendencia mundial apunta hacia el uso de dispensadores de agua purificada y remineralizada como una alternativa más sostenible y económica», señala Brinkmann.
Brinkmann defiende el uso de dispensadores de agua purificada como una solución clave para reducir el consumo de botellas plásticas. Su empresa, Maihue, ha logrado ahorrar más de 60 millones de botellas de plástico en 2023 al ofrecer dispensadores de agua conectados a la red, con sistemas de purificación adaptados a la calidad del agua chilena. Estos dispensadores no solo son una alternativa más ecológica y económica, sino que también contribuyen a un cambio de hábitos en el consumo de agua.
«El mayor riesgo del planeta es pensar que otro vendrá a salvarlo», afirma Brinkmann. «Es necesario un cambio en la cultura del consumo de agua, generando conciencia sobre las externalidades de los botellones y botellas de plástico. Hoy sabemos que un 80% del costo de una botella de agua embotellada se atribuye al plástico y su transporte, lo que hace que las alternativas como los dispensadores sean una opción más rentable y amigable con el medio ambiente», agrega.
El impacto de los microplásticos en la salud humana y el medio ambiente requiere un abordaje integral y la adopción de soluciones innovadoras. Con el uso creciente de dispensadores de agua purificada y otras tecnologías sostenibles, se puede reducir significativamente la huella de plástico en Chile y en el resto del mundo. «La problemática del microplástico en las botellas de agua necesita soluciones urgentes. Con la colaboración de la sociedad y la industria, podemos generar un impacto positivo en la preservación de nuestros océanos y la salud del planeta», concluye Brinkmann.
Maihue ha demostrado que es posible alcanzar un equilibrio entre calidad y sostenibilidad, ofreciendo agua de excelente calidad y sabor mientras se combate el uso de plásticos. La iniciativa, que promueve un cambio en los hábitos de consumo y fomenta la responsabilidad ambiental, está ganando terreno y promete ser un modelo a seguir en la lucha contra la contaminación plástica global.
Equipo Prensa Portal Red Salud