En el Mes del Accidente Cerebrovascular (ACV), la prevención se instala como una urgencia sanitaria. En Chile, los ingresos hospitalarios por ACV aumentaron un 32% durante el primer semestre de 2025, según datos de Interclínica. Este preocupante panorama pone en evidencia una realidad: muchas personas no se realizan controles médicos preventivos de forma regular.
El llamado parece claro: el autocuidado y los exámenes de salud anuales son herramientas clave para prevenir enfermedades graves y mejorar la calidad de vida. “Hablar de salud no es solo hablar de la ausencia de enfermedad. Es reconocer nuestro cuerpo, comprenderlo y cuidarlo a lo largo de todas las etapas de la vida”, afirma Viviana Sarabia, académica de Enfermería de la Universidad Andrés Bello, sede Viña del Mar.
Enfermedades silenciosas, consecuencias graves
En Chile, más del 27% de la población adulta vive con hipertensión arterial, mientras que un 12% padece diabetes mellitus, según la Encuesta Nacional de Salud. A esto se suma la dislipidemia, una alteración en los niveles de colesterol y triglicéridos, que afecta a un número creciente de personas.
“Estas enfermedades pueden avanzar durante años sin dar señales claras. Por eso, muchas veces los pacientes llegan al sistema de salud cuando ya hay complicaciones. El cuerpo suele enviar señales antes, pero hay que saber escucharlo”, advierte Sarabia.
El autocuidado no se limita a comer sano o hacer ejercicio. También implica dormir bien, manejar el estrés, mantener relaciones saludables y, sobre todo, monitorear periódicamente el estado de salud.
¿Qué exámenes realizarse y cuándo?
El Examen de Medicina Preventiva (EMP) es gratuito para afiliados a Fonasa e Isapres, y está disponible en todo el país. Sin embargo, su cobertura sigue siendo baja. “Realizarse un chequeo general al menos una vez al año, incluyendo presión arterial, glicemia, perfil lipídico y función renal y hepática, permite detectar alteraciones en etapas tempranas y evitar complicaciones mayores”, explica la académica UNAB.
Además, según edad y género, se recomiendan estudios específicos como el Papanicolau y la mamografía en mujeres, o el antígeno prostático en hombres mayores de 50 años.
“Desde enfermería buscamos empoderar a las personas para que sean protagonistas de su salud. Enseñamos a medir la presión, a interpretar exámenes, a reconocer señales de alerta. No se trata de generar miedo, sino de entregar herramientas para tomar decisiones informadas”, señala Sarabia.
Este acompañamiento es clave para fomentar la autonomía y la autoestima, y para que las personas comprendan que prevenir es mucho más valioso que curar. “Cada control preventivo, cada examen, cada momento dedicado a revisar nuestros hábitos, es una inversión en calidad de vida. Así como llevamos el auto a revisión, nuestro cuerpo también necesita mantenimiento”, agrega.
“Cuidarse es un acto de amor propio. No esperemos a que el cuerpo nos grite lo que ya nos está susurrando. La prevención es la mejor medicina”, concluye Viviana Sarabia.

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Equipo Prensa
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