En los últimos días, el virus de Marburgo volvió a encender alertas sanitarias y a captar la atención de la comunidad internacional. Aunque se trata de una enfermedad seria, los expertos recalcan que los brotes suelen ser muy localizados y de transmisión limitada, por lo que no representa un riesgo inmediato para Chile ni para la mayoría de los países fuera de las zonas afectadas. 

Las tasas de letalidad, es decir, proporción de personas con la enfermedad que mueren a causa de ella, en los brotes de fiebre hemorrágica de Marburgo han oscilado entre el 24% y el 88%.

El virus de Marburgo es un patógeno similar al Ébola y produce una fiebre hemorrágica grave. Según organismos internacionales de salud, su reservorio natural es un tipo de murciélago frugívoro presente en África, por lo que los contagios suelen comenzar en zonas específicas donde estas especies están presentes”, explica Marcela Cárcamo, académica de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes.

A diferencia de los virus respiratorios, Marburgo no se transmite por aire. Requiere contacto directo con sangre o fluidos corporales de una persona enferma, o con objetos contaminados. Por esto, los brotes tienden a ser controlables mediante medidas de aislamiento, protección y rastreo de contactos, ya que no existe tratamiento específico para la enfermedad. 

La enfermedad comienza con fiebre alta, dolor muscular y malestar general, y puede evolucionar hacia vómitos, diarrea intensa y, en algunos casos, sangrados. La atención médica temprana y el manejo de soporte son claves para mejorar la probabilidad de recuperación”, agrega Marcela Cárcamo.

Los casos reportados recientemente corresponden a países africanos (África subsahariana) donde ya existen equipos especializados trabajando en contención. Las autoridades sanitarias internacionales han señalado que los brotes son esporádicos y que no existe evidencia de que el virus esté circulando fuera de esas zonas.

Aunque el virus de Marburgo es una enfermedad grave, su forma de transmisión hace que la probabilidad de expansión global sea baja. La vigilancia epidemiológica internacional se debe mantener activa y al igual que los protocolos de respuesta rápida ante cualquier emergencia”, concluye la académica de la Facultad de Medicina Uandes.

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Equipo Prensa
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