“Hemodiafiltración”: la terapia que puede cambiar la vida de miles de pacientes en diálisis.

“Hemodiafiltración”: la terapia que puede cambiar la vida de miles de pacientes en diálisis.
  • Nefrólogos y expertos en salud renal advierten que mantener el estándar actual sin incorporar avances comprobados profundiza una brecha de calidad y equidad que el país no puede seguir permitiendo.

En Chile más de 25 mil personas requieren diálisis para vivir. Se trata de un tratamiento invasivo que reemplaza la función renal en pacientes con enfermedad renal crónica. Menos del 10% de ellos logra acceder a un trasplante de riñón, y apenas una fracción menor al 1% efectivamente lo consigue. 

Por ello, nefrólogos de todo el país y agrupaciones de pacientes proponen que el Fondo Nacional de Salud (FONASA) codifique la Hemodiafiltración de Alto Volumen (HvHDF) tanto en la modalidad institucional como en libre elección. Esto permitiría su incorporación progresiva, priorizando a los pacientes que más lo necesitan, como aquellos con enfermedades cardiovasculares graves o mala tolerancia a la hemodiálisis convencional, y sentando las bases para una modernización integral de la diálisis en el país.

MEJOR CALIDAD DE VIDA Y COSTO-EFECTIVIDAD

La HvHDF es la nueva generación de la hemodiálisis convencional. A diferencia de esta última, que elimina principalmente moléculas pequeñas, la HvHDF también depura moléculas medianas y grandes responsables de complicaciones crónicas severas —como daño cardiovascular, neurológico y óseo— que impactan directamente en la calidad de vida, generan hospitalizaciones frecuentes y aumentan el riesgo de muerte.

Estudios como el ensayo clínico CONVINCE han demostrado que la HvHDF reduce la mortalidad en un 23% y mejora la calidad de vida en la mayoría de los indicadores evaluados. Además, al disminuir complicaciones y hospitalizaciones, se asocia a una reducción del gasto en salud a mediano y largo plazo, posicionándose como una alternativa más costo-efectiva que la HD convencional.

“Tenemos tan pocos trasplantes renales que la mayoría de nuestros enfermos seguirá en diálisis, y la HvHDF elimina más sustancias tóxicas que la forma tradicional, lo que repercute directamente en una mayor esperanza de vida”, señala el Dr. Aquiles Jara, nefrólogo y profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

UN PASO FACTIBLE Y NECESARIO

Actualmente, la HvHDF solo está disponible en una decena de hospitales y algunos centros privados. Miles de pacientes continúan recibiendo un tratamiento que, si bien es vital, no alcanza los estándares internacionales de calidad ni seguridad.

“La demanda de diálisis sigue creciendo, y debemos dar una respuesta proactiva desde el Ministerio de Salud y FONASA para modernizar el sistema. La codificación de la HvHDF permitiría implementarla de forma ordenada y progresiva, usando criterios clínicos claros y garantizando seguridad. El reglamento vigente ya establece los requisitos técnicos, por lo que la transición es plenamente factible”, afirma el Dr. Cristian Pedreros, profesor asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción, internista y nefrólogo del Hospital Higueras de Talcahuano.

Desde la Asociación de Dializados y Trasplantados de Chile (ASODI), su presidente Tomás Fernández subraya que la codificación de la HvHDF “no es solo una actualización médica, sino un imperativo ético”. Agrega que “es una terapia probada en Europa y otros países latinoamericanos, con excelentes resultados. No podemos seguir quedándonos atrás”.

Irene Bravo, una de las pocas pacientes que accede a esta terapia en el sistema público, lo resume así: “Antes, mi vida no era normal. Tenía muchos dolores después de las sesiones, me costaba empezar el día, siempre tenía la presión baja. Ahora tengo más ánimo, soy independiente y hasta he recuperado sueños que creía perdidos”.

EL VALOR DE LA CODIFICACIÓN

Codificar la HvHDF en FONASA no solo ampliaría el acceso a esta terapia a través de ambas modalidades de financiamiento, sino que también permitiría planificar su expansión de manera progresiva, con criterios clínicos y económicos sólidos. La evidencia científica, los requisitos técnicos y la factibilidad operativa ya están sobre la mesa: solo falta la voluntad para tomar la decisión. Avanzar en esta dirección es una inversión en salud pública que permitirá que la calidad de vida de los pacientes deje de depender del lugar donde se dializan.

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