El estudio del Instituto de Salud Pública UNAB e IPSOS muestra que al evaluar la atención médica recibida a nivel individual la calificación no es alentadora, aun cuando el gasto personal sigue creciendo.
Esperas, dificultad para pedir hora y el tiempo que dedican los médicos a la atención destacan como lo peor evaluado entre los usuarios del Gran Concepción según la Encuesta Nacional de Salud que realiza anualmente el Instituto de Salud Pública de la Universidad Andrés Bello (ISP UNAB) e Ipsos desde 2010. El estudio realizado entre el 1 y el 18 de julio de 2025 indagó acerca de la valoración al sistema de salud en cuanto a tres indicadores, la experiencia en calidad, la percepción de calidad y las expectativas.
Los resultados muestran que, a la hora de poner nota al servicio prestado desde una perspectiva personal-individual, la experiencia de calidad cayó 8 puntos, pasando de 51 en 2024 a 43 en 2025, lo que representa el nivel más bajo desde la pandemia. Este descenso es mayor al registrado a nivel nacional que alcanzó 42 puntos, seis menos que en 2024.
En términos de percepción de calidad, que indaga la manera como las personas perciben el sistema sin entrar en su situación personal, viéndolo desde una perspectiva colectiva, Concepción anotó 29 puntos, dos menos que el promedio nacional. Y en expectativas, es decir, cómo visualizan el futuro en temas de salud, el puntaje fue de 36 en la capital del Biobío, es decir, un punto por debajo del promedio nacional.
“Es importante destacar que ya el sistema de salud chileno y el de Concepción estaban en niveles bajos menores a 50 respecto del máximo de 100 del indicador y esta baja pone una luz de alerta respecto del porqué las personas han deteriorado su experiencia y percepción de calidad del sistema, sobre la base de lo investigado, la causa central son las listas de espera ya que las personas están conscientes que cuando requieren un examen de diagnóstico o una intervención quirúrgica deben esperar mucho tiempo, el cual a pesar de leves bajas, sigue siendo muy elevado y lo que es peor, sin certezas respecto de cuándo las van a atender, lo que agrava el problema al sumar incertidumbre”, indica el director del Instituto de Salud Pública de la Universidad Andres Bello, Héctor Sánchez.
En efecto, entre los aspectos que registraron la mayor caída en esta versión de la encuesta se encuentran la forma de solicitar hora médica por teléfono, con un 46% de los usuarios calificando con una nota entre 1 y 4, y el tiempo de espera para recibir atención médica, que fue valorado con una nota igual o inferior a 4 por el 48% de los encuestados, con una caída de 19 puntos respecto al año anterior.
La demora en la atención, agrega Sánchez, “afecta directamente la percepción de calidad del servicio y perjudica la experiencia del paciente. Para reducir estos tiempos, es imprescindible que las autoridades intervengan de manera urgente, implementando sistemas de gestión eficaces de la espera , realicen un seguimiento de los pacientes con sistemas de información interoperables entre los diferentes niveles de complejidad y diseñen sistemas transparentes de información al cual puedan acceder los pacientes que están esperando para saber cuánto más deben esperar y que alternativas les ofrece el estado dentro de la región e incluso fuera de ella para resolver su necesidad y terminar con este flagelo de la espera que afecta a los pacientes del sistema público”.
Al analizar al personal profesional se observa una caída significativa en las evaluaciones respecto a años anteriores. Por ejemplo, la valoración de los médicos cayó 12 puntos, pasando de 59% a 47% de quienes otorgaron la máxima calificación (6 o 7) y en el caso de enfermeras y auxiliares descendió de 62% a 44%. La percepción sobre la calidad de la infraestructura también experimentó una disminución de 20 puntos, pasando de 61% a 41% en quienes otorgaron la máxima valoración en Concepción.
“Esto probablemente tiene que ver con tres dimensiones, una alta presión asistencial que viven los profesionales del sector, una baja en la productividad generada entre otras razones por un excesivo ausentismo laboral que a veces supera más del 20% de la oferta disponible y finalmente un sistema que no está operando bien para dar respuesta a las necesidades de los beneficiarios “de hoy” del sistema de salud que exigen sus derechos”.
Alto nivel de gasto
En términos de financiamiento, el porcentaje de personas que reportan un aumento en su gasto actual en salud fue de 59%, tres puntos por sobre el promedio nacional. Este indicador presenta un crecimiento sostenido desde la primera medición de este ítem en 2011, con una diferencia de 18 puntos en 14 años, sin considerar el periodo de pandemia, donde el desembolso alcanzó hasta 74% en 2022.
“Vemos, además, – describe Sánchez- que el gasto afecta especialmente a determinados grupos, por ejemplo, en términos de edad un 80% de las personas mayores de 60 años afirma que su gasto actual es mayor, mientras que el 62% de los individuos entre 45 y 59 años comparte esta opinión. Si revisamos de acuerdo con ingreso, la clase media presenta la mayor percepción de incremento del desembolso, con un 66%, y las mujeres reportan un alza más notoria en su gasto actual (64%) respecto de los hombres (53%)”.
Acceso y cobertura
En el acceso y en comparación con la realidad nacional, en el Biobío los resultados son aún más complejos: el 62% de los usuarios evaluó negativamente la posibilidad de ser hospitalizados oportunamente, frente al 56% a nivel nacional, y el 63% calificó con nota 4 o inferior la atención en el servicio de urgencias hospitalarias, superando el 59% del promedio nacional. La mayor diferencia se observa en la obtención de horas médicas para especialistas, donde el 72% de los usuarios del Gran Concepción optó por el rango de nota más bajo, frente al 61% a nivel nacional.
La percepción futura del acceso a prestaciones médicas tampoco es optimista. El 38% de los entrevistados cree que será más demoroso dentro de un año, mientras que el 40% considera que se mantendrá igual y el 20% cree que lo será menos. La percepción de demora aumentó en un 7% respecto al año anterior.
Finalmente, en cuanto a la cobertura, un 56% considera que su actual plan de salud no lo protege adecuadamente, con una calificación de 1 a 4, sobre el 54% a nivel nacional que califica negativamente la protección de su plan de salud.
























