Ensayo clínico chileno evaluará nuevo fármaco contra la enfermedad de Chagas

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Enfermedad de Chagas
Dr. Juan Diego Maya, académico del programa de Farmacología Molecular y Clínica y actual director del ICBM

 

  • Investigadores del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile (ICBM) estudiarán la efectividad de una potencial nueva alternativa terapéutica contra la enfermedad de Chagas. Para ello, se realizará un ensayo clínico en fase 2, en humanos, en cuatro regiones del país, donde se evaluará la efectividad de un fármaco inicialmente desarrollado para controlar el colesterol elevado.

 

Esta infección endémica de Sudamérica, que causa más de 10 mil muertes, es considerada como una patología desatendida por la Organización de la Salud, que promueve el reposicionamiento de fármacos como una estrategia para mitigar sus impactos.

 

Financiado por Fondecyt, el estudio, que será liderado por el Dr. Juan Diego Maya, académico del programa de Farmacología Molecular y Clínica y actual director del ICBM, se efectuará durante los próximos tres años en cuatro hospitales de las regiones Metropolitana y Valparaíso, donde serán reclutados 300 pacientes diagnosticados con esta patología.

 

El Dr. Maya –quien lleva más de quince años estudiando alternativas terapéuticas contra el Chagas, una condición hasta hoy de difícil tratamiento y cura– detalló que el estudio contempla evaluar fármacos ya conocidos, como parte de una estrategia impulsada por la propia Organización Mundial de la Salud para agilizar la detección de alternativas terapéuticas para enfermedades tropicales o desatendidas.

 

“En este contexto, la velocidad en la cual se progresa para proponer tratamientos novedosos es muy lenta”.

 

“Como ICBM, hemos trabajado para impactar positivamente en la búsqueda de nuevas terapias. Y una de las estrategias para que esto ocurra es acondicionar fármacos de seguridad y eficacia conocida, pero que fueron desarrollados para otras enfermedades. Es una estrategia promovida por la OMS debido al insuficiente desarrollo de alternativas de tratamiento y es lo que intentaremos realizar en este proyecto de investigación”, puntualizó el académico.

 

Se trata de un ensayo clínico fase 2, que analizará la eficacia y seguridad de un medicamento creado originalmente para el control del colesterol, y que pertenece a un grupo de fármacos conocido como estatinas.

 

Causada por el parásito protozoo Trypanosoma cruzi, la enfermedad de Chagas afecta a entre 120 mil y 140 mil personas en Chile y es considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una de las diez patologías infecciosas tropicales “desatendidas” a nivel global. Se estima que existen entre 6 y 7 millones de personas infectadas con el Trypanosoma cruzi.

 

Esta se distribuye en zonas endémicas de 21 países de América Latina, donde se transmite principalmente por las heces u orina de insectos triatomíneos infectados, conocidos como vinchucas. Aunque en las últimas décadas la mejora de condiciones sanitarias a nivel regional ha contribuido a aminorar su impacto, la OMS calcula que hasta 75 millones de personas corren riesgo de contraerla.

 

Algunas de sus posibles vías de transmisión son transfusiones, de madre a hijo durante el embarazo o por trasplantes de órganos infectados, principalmente en países donde no existe el insecto y no hay programas de control.

 

Seguimiento a 300 pacientes por un año

 

El ensayo clínico se efectuará en cuatro hospitales públicos de la zona central del país: el San Juan de Dios y el Félix Bulnes, en la Región Metropolitana; y el San Martín (Quillota) y Gustavo Fricke (Viña del Mar), en la Región de Valparaíso. Se espera reclutar a 300 pacientes pertenecientes a los programas de Control y Prevención de la Enfermedad de Chagas, que no hayan iniciado su tratamiento antichagásico.

 

El Dr. Maya precisa que el grupo (compuesto por hombres y mujeres entre 18 y 50 años, sin problemas cardíacos u otras condiciones de base) iniciará en simultáneo dos tratamientos: el antiparasitario del plan nacional contra el Chagas, que dura 60 días; y el del estudio fase 2, que se extiende por 120 días. La administración del fármaco, denominado atorvastatina, se dividirá en tres grupos, en función de la dosis del medicamento y uno definido como placebo.

 

El seguimiento de cada paciente se realizará durante 21 meses en total.

 

“La atorvastatina es un fármaco destinado a reducir los niveles anormalmente elevados de colesterol en la sangre, que pueden ser responsables de enfermedades como la ateriosclerosis o enfermedades cardiovasculares como el infarto de miocardio”, señala el director del ICBM.

 

“Uno de los objetivos del estudio es verificar, en sujetos humanos, algunas de las respuestas ya observadas en modelos animales, en relación con la modificación de algunos de los factores de la respuesta inflamatoria de la persona infectada con el parásito frente a la enfermedad. En definitiva, esto permitiría que el organismo sea más competente frente a la agresión de un patógeno como el Trypanosoma cruzi”.

 

Durante los últimos años, el laboratorio liderado por el Dr. Juan Diego Maya ha evaluado distintos fármacos, entre ellos la aspirina. Sin embargo, este medicamento de uso común presentó efectos adversos que hacen poco recomendable su uso en el contexto de la enfermedad de Chagas. El caso de la atorvastatina fue más prometedor, ya que, además de inhibir la producción de colesterol, demostró efectos que mejoran la función del entodelio bascular endotelio vascular, disminuyen la inflamación o tienen acciones antioxidantes.

 

El científico de la Facultad de Medicina de la U. de Chile explicó que el efecto inflamatorio de la estatina ocurre porque favorece la producción de un grupo de moléculas que participan en los procesos que terminan esta respuesta en el organismo.

 

“En condiciones normales, la inflamación es un proceso que debe aumentar para cumplir su cometido.  Cuando se cumple su objetivo, el proceso debe terminar para impedir un daño mayor al organismo. Pero cuando no finaliza adecuadamente, este se vuelve dañino. En el Chagas, la presencia del parásito provoca un estado inflamatorio permanente y ese estado lleva a provocar eventualmente complicaciones a nivel cardiaco o intestinal”.

 

La hipótesis del estudio es que las estatinas contribuirían a moderar la respuesta inflamatoria para que, a través de otros medios inmunológicos, se logre eliminar la infección parasitaria, tal como ha sido observado en ratones. Este modelo simuló la fase crónica de la patología, y se consiguió promover la eliminación del parásito sin necesidad de los antiparasitarios (la terapia convencional para la condición) tras la administración de atorvastatina.

 

Oportunidades terapéuticas

 

La modificación de la respuesta inmune de los sujetos frente a infecciones es algo que la ciencia ya ha certificado. Estas estrategias se han usado para diversas condiciones de origen bacteriano o viral, y apuntan a mejorar el comportamiento protector del organismo y modular, mas no eliminar, la respuesta inflamatoria característica de estas enfermedades.

 

En pacientes crónicos de la enfermedad de Chagas, el tratamiento antiparasitario puede prevenir o frenar la progresión de la enfermedad y evitar la transmisión, por ejemplo, de madre a hijo. Pese a ello, hasta un 30% de los enfermos crónicos presentan alteraciones cardíacas y hasta un 10% padecen alteraciones digestivas, neurológicas o combinadas que pueden requerir un tratamiento específico.

 

La infección provocada por el Trypanosoma cruzi se puede curar si el tratamiento se administra al poco tiempo de producirse la infección. Sin embargo, no se trata de una cuestión simple, puesto que el evento inmunológico inicial puede ser de una naturaleza imperceptible para el paciente. Y, por tanto, este llega rápidamente a establecer de manera asintomática su fase crónica, expuso el Dr. Maya.

 

“Las cifras muestran que un tercio de los pacientes puede, al cabo de unos 20 años, verse afectado por complicaciones tardías de la enfermedad: alteraciones digestivas y a nivel del esófago y del colón, provocando, por ejemplo, dificultades para tragar, y también a nivel cardíaco, causando insuficiencia crónica. Y esto es lo que lleva a la muerte a un importante número de ellos. En el laboratorio hemos tratado de observar la posibilidad de que las células del sistema inmune y la respuesta inflamatoria, que se encargan de defendernos, puedan hacerlo de una mejor manera y sin dañarnos”.

 

Enfermedades desatendidas

 

Según la OMS, el mal de Chagas es una infección “potencialmente mortal” y su tasa de fallecimientos se ha mantenido estable en los últimos años. La entidad la considera en un grupo de diez patologías “desatendidas” a nivel mundial, tras la Declaración de Londres de 2012, un acuerdo global que busca impulsar programas colaborativos para la erradicación, prevención e investigación de estas enfermedades.

 

La enfermedad es prevalente en los grupos poblacionales en situación de pobreza que viven en los países sudamericanos continentales, si bien se está detectando de forma creciente en otros países y continentes. “A menudo, se considera que se trata de una enfermedad «silenciosa y silenciada” porque la mayoría de los infectados no presentan síntomas o estos son muy leves”, expuso la OMS en su llamado 2021 a la prevención de la patología.

 

El Dr. Maya advierte que, en el contexto de la globalización de este tipo de enfermedades, hay tanto desafíos como oportunidades. Por una parte, por la expansión de infecciones bacterianas y virales antes limitadas a un determinado espacio geográfico como consecuencia del fenómeno migratorio; y, por otro, por la posibilidad de que naciones con más recursos se vean involucradas en la búsqueda de terapias.

 

En los últimos años, por ejemplo, grupos de investigación del ICBM han recibido fondos para estudiar distintos aspectos del mal de Chagas.

 

“En Chile, por ejemplo, los infectados que estamos viendo en Chile son fundamentalmente migrantes regionales, de Bolivia y Perú, y que podrían restablecer el ciclo local de transmisión. Es una enfermedad que se está globalizando en países como Australia, Estados Unidos o naciones europeas, donde no hay un tamizaje permanente ni vigilancia epidemiológica. Es decir, se establece una posibilidad de transmisión no vectorial, como la de madre e hijo, transfusión de sangre o por trasplante de órganos”, subrayó el director del ICBM.

 

Los interesados en ser parte del estudio en fase 2 para evaluar la efectividad y seguridad de la  atorvastatina para el tratamiento de la enfermedad de Chagas pueden escribir al correo electrónico jdmaya@uchile.cl (Por: Luis Francisco Sandoval. Agencia Inés Llambías Comunicaciones).

 
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