¿Falta de energía en la rutina diaria?: académica explica que la alimentación es clave para marcar la diferencia

¿Falta de energía en la rutina diaria?: académica explica que la alimentación es clave para marcar la diferencia

Con el inicio de la rutina escolar, laboral y universitaria, muchas personas experimentan dificultades para mantener sus niveles de energía y concentración. Según Leonila Valenzuela, académica de la Carrera de Nutrición y Dietética de Universidad de Las Américas, la alimentación juega un papel fundamental en este proceso, ayudando a mejorar el rendimiento y el bienestar general. “Una dieta inadecuada, con exceso de alimentos procesados, azúcares simples y grasas trans, puede contribuir a la fatiga, somnolencia y dificultades para concentrarse”, advierte.

Si la falta de energía ha sido un problema en estas semanas de regreso a la rutina, es importante asegurarse de consumir los nutrientes adecuados. Para ello se recomienda incluir en la alimentación macronutrientes esenciales como carbohidratos, proteínas y lípidos, además de micronutrientes para la concentración y la memoria, como hierro, omega 3, vitamina C, B, E y magnesio. “Muchas veces el cansancio no se debe solo a la carga de actividades, sino que también a una alimentación que no cubre nuestras necesidades nutricionales”, enfatiza Valenzuela.

El desayuno es una de las comidas que más impacto tiene en el rendimiento diario. La académica recomienda incluir lácteos descremados, cereales integrales sin azúcar añadida o pan integral y una porción de fruta de temporada. Además, las colaciones pueden marcar la diferencia a la hora de cansancio de la tarde. Algunas opciones saludables incluyen frutas frescas o cocidas, frutos secos, lácteos y sándwiches integrales con agregados como palta, huevo, tomate o hummus. “Idealmente, no se debe pasar más de cuatro horas sin comer, ya que esto afecta la concentración y aumenta la fatiga”, señala la experta de UDLA.

Otro factor importante recae en la hidratación, ya que no consumir suficiente líquido afecta el estado de alerta y el desempeño diario. “Cuando estamos bien hidratados, las células del cerebro reciben sangre oxigenada y este se mantiene alerta. Por el contrario, la deshidratación perjudica la capacidad de concentración y la memoria a corto plazo”, advierte la profesional. Se recomienda consumir al menos dos litros de agua al día, ajustando la cantidad según la edad, el tipo de alimentación y la actividad física de cada persona.

La planificación puede ser una gran aliada. “Preparar con antelación las comidas y colaciones permite que, en las mañanas, solo se guarden los recipientes con comida en la lonchera y se incluya una botella con agua. Esto facilita mantener una alimentación equilibrada y sin sacrificar nuestro tiempo”, concluye Valenzuela.

 
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Equipo Prensa Portal Red Salud

   

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