Por Dra. Consuelo Dinamarca Bluas, Médico Ginecólogo, Master en Climaterio y Menopausia, miembro Agrupación Médica Clínica Indisa (AMCI)
Cada 18 de octubre, la OMS conmemora el Día Internacional de la Menopausia, una fecha que invita a reflexionar sobre una etapa vital en la salud de las mujeres, con frecuencia subestimada o abordada desde un enfoque exclusivamente hormonal. Sin embargo, la evidencia científica más reciente, como la presentada en el White Paper 2025 propone una visión más amplia y esperanzadora: la medicina del estilo de vida como pilar esencial del bienestar durante la menopausia.
La menopausia no es una enfermedad, sino una transición natural que puede abarcar más del 40% de la vida de una mujer. No obstante, los cambios hormonales que la acompañan —bochornos, alteraciones del sueño, variaciones del ánimo, aumento de peso o aumento del riesgo cardiometabólico— pueden impactar significativamente la calidad de vida. Frente a ello, el White Paper 2025 de la revista científica «Climateric», de la Sociedad Internacional de Menopausia, sostiene que intervenciones no farmacológicas basadas en los seis pilares de la medicina del estilo de vida —alimentación saludable, actividad física, bienestar mental, evitar sustancias de riesgo, sueño reparador y relaciones saludables— son estrategias eficaces, accesibles y sostenibles.
Con respecto a la alimentación, los estudios recomiendan la dieta mediterránea y la dieta DASH -sigla en inglés que alude a los enfoques alimentarios para detener la hipertensión-, ambas asociadas con menor riesgo cardiovascular, mejor control del peso y mayor bienestar emocional. El consumo predominante de alimentos de origen vegetal, pescado y aceite de oliva, junto con la reducción de carnes procesadas y azúcares añadidos, no solo mejora parámetros metabólicos, sino que también contribuye a un mejor equilibrio hormonal y óseo, especialmente cuando se asegura una adecuada ingesta de calcio y vitamina D.
La actividad física emerge como otro eje fundamental. Durante la transición menopáusica, la disminución de estrógenos favorece la ganancia de grasa central y la pérdida de masa magra. El ejercicio regular ya sea aeróbico, de resistencia o multicomponente, ayuda a contrarrestar estos efectos, reduce los síntomas vasomotores, mejora la salud cardiovascular y ósea, y favorece la calidad del sueño. La evidencia sugiere que al menos 150 minutos semanales de actividad aeróbica moderada, combinados con ejercicios de fuerza, pueden marcar una diferencia notable en la percepción del bienestar.
La publicación científica internacional también resalta la relevancia del bienestar mental y el manejo del estrés. Esta etapa vital suele coincidir con múltiples demandas personales y laborales, lo que incrementa la vulnerabilidad emocional. Programas de reducción del estrés basados en atención plena mindfulness, técnicas de respiración o apoyo psicológico han mostrado mejorar la calidad de vida y disminuir los síntomas de la menopausia.
El consumo de tabaco acelera la aparición de la menopausia y agrava los síntomas, mientras que el alcohol, incluso en dosis moderadas, puede interferir con el metabolismo hormonal y aumentar el riesgo de cáncer de mama. Asimismo, un descanso reparador por la noche favorece la regulación metabólica, la función cognitiva y la estabilidad emocional.
En este Día Internacional de la Menopausia, la invitación es clara: redefinir la atención menopáusica desde un modelo de prevención, equidad y empoderamiento, donde el estilo de vida no sea un complemento, sino una herramienta terapéutica central.